Migrantes venezolanos buscan refugio en O’Hare mientras Chicago se enfrenta a una crisis creciente

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El miércoles, unos 40 migrantes venezolanos, en su mayoría mujeres y niños, fueron vistos buscando refugio en el aeropuerto O’Hare de Chicago, tras ser enviados en vuelos de ida desde Texas [1]. Se les ofrecieron estos vuelos mientras permanecían en un refugio de San Antonio, lo que marca un cambio en los métodos de transporte de los migrantes, que han pasado de los autobuses a los aviones. La repentina afluencia de migrantes a la ciudad ha puesto a prueba los recursos y los albergues, y las autoridades municipales prevén que el número siga creciendo.

Los migrantes, entre los miles enviados a «ciudades santuario» por funcionarios conservadores y donantes de Texas y Florida, fueron dirigidos al programa de ayuda a personas sin hogar del Haymarket Center en O’Hare. Sin embargo, la organización sin ánimo de lucro no está preparada para atender a los solicitantes de asilo y se ha esforzado por ponerlos en contacto con los grupos de servicios sociales adecuados.

Como medida temporal, la ciudad ha estado utilizando espacios públicos, como bibliotecas y comisarías de policía, así como centros de respiro de reciente creación, para alojar a los inmigrantes a la espera de ser alojados en albergues. El portavoz del ayuntamiento, César Rodríguez, destaca la falta de coordinación entre la ciudad y las entidades gubernamentales u organizaciones comunitarias de Texas, afirmando que desconocen quién patrocina el viaje.

La crisis tiene su origen en los más de 7.000 migrantes que han llegado a Chicago desde agosto de 2022, tras la decisión del gobernador de Texas, Greg Abbott, de enviar a los migrantes que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México a ciudades lideradas por demócratas en protesta por las políticas federales de inmigración. Muchos de estos migrantes proceden de Venezuela, que está lidiando con la agitación política y la inestabilidad económica que ha obligado a más de 7,1 millones de venezolanos a huir de su país.

En medio de esta situación, algunos inmigrantes compartieron sus esperanzas de un futuro mejor en Chicago. Frannier Estrada, que llegó a la ciudad con su pareja y su hijo de cinco años, expresó su gratitud a quienes la trajeron aquí y planea matricular a su hijo en la escuela, conseguir un lugar donde quedarse y encontrar empleo.

El creciente número de inmigrantes en el aeropuerto O’Hare ha provocado una mayor presencia policial y un mayor despliegue de personal de seguridad privada. Aunque algunos viajeros han preguntado por los migrantes, muchos continúan hacia sus terminales, aparentemente sin verse afectados.

Ante la escalada de la crisis, las autoridades municipales instan a los inmigrantes que necesiten refugio a llamar al 311 para solicitar ayuda.