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Quizás, diría el propio Kanye West, hay un precio a pagar por ser un genio en contrato full time. Ayer, después de haber cancelado imprevistamente su flamante tour Saint Pablo, West, un rapero con pretensiones de artista renacentista y actitudes de celebridad, fue hospitalizado de urgencia reseñó El País.
Es el final de un raid mediático que quizás haya sido demasiado incluso para West que ha llevado al pie de la letra eso de convertir la propia vida en su propia obra, otra actividad riesgosa. Está casado con Kim Kardashian (tienen dos hijos), lo que lo convierte en blanco de mucho paparazzi; ha diseñado ropa y en general se muestra en público de una manera errática que quiere hacernos creer que es genialidad.
Es, por encima de todo, uno de los grandes artistas de la música actual en una carrera siempre en ascenso como dejó claro su último disco, The Life of Pablo.
Desde hace unos días, West viene llamando la atención con polémicas declaraciones. Una de ellas es haber dicho que de haber votado, lo hubiera hecho por el actual presidente electo Donald Trump. Además le dio con todo a otros colegas como Jay Z y Beyoncé, de quienes se supone que es amigo. Dijo que la pareja pagó para ganar premios y que Jay Z tiene sicarios para matarlo. Hace unos años quiso hacer bajar a Taylor Swift cuando le dieron un premio que West suponía debería haber ido para Beyoncé.
En estos días, además, había convertido una parte de uno de sus shows en un barruntar sin sentido, que terminó cuando salió disparado del escenario. Ahora salió eso de que decidió cancelar el resto de su gira.
Ayer, la policía de Los Angeles respondió a un llamado de ayuda y al llegar a la casa del personal trainer de West descubrieron que se trataba de una “emergencia médica” y trasladaron al rapero a un hospital en compañía de paramédicos. Según el sitio TMZ, West fue llevado, oponiendo resistencia, para una “evaluación psiquiátrica”, ya que venía sufriendo un severo insomnio.
Sunoticiero
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