El fracaso del socialismo en Venezuela: corrupción, deterioro económico y liderazgos totalitarios

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Venezuela ha intentado copiar las revoluciones de Cuba y otros países, pero su único éxito ha sido la destrucción de su aparato económico, la corrupción en sus jerarcas y la desesperación de su pueblo hambriento, mientras se extiende la corrupción generalizada en todos los ámbitos del país. Los institutos educativos se reducen, los medios de comunicación son censurados, los hospitales arruinados y se agitan banderas para distraer a la opinión pública con cruzadas que van desde la guerra económica hasta la lucha contra la corrupción. El exilio de Tareck El Aissami es una muestra de la disposición del régimen de prescindir de sus comodines desechables para mantener su poder.

Venezuela ha seguido el anhelo del Che Guevara de convertir la cordillera de Los Andes en la Sierra Maestra de América, pero fracasó en su intento de imponer el comunismo a los venezolanos. Años después, Hugo Chávez tomó el discurso de la izquierda y la revolución y creó el «Socialismo del Siglo XXI», que pretendía cambiar símbolos históricos, instituciones republicanas y eliminar la división de poderes.

El régimen llenó las cárceles de presos políticos, eliminó a sus enemigos políticos internos y externos, adaptó la Fuerza Armada a su visión personal y trató de crear un partido único. El Gran Polo Patriótico Simón Bolívar fue creado para aglutinar a los partidos de la revolución más allá del Partido Socialista Unido de Venezuela, pero muchos partidos criticaron o no aceptaron las políticas impuestas por el régimen, lo que llevó a Maduro a utilizar el Tribunal Supremo de Justicia para intervenir los partidos y sustituir a las directivas.

En resumen, la copia de las revoluciones de otros países por parte de Venezuela solo ha conducido a la destrucción de su economía, el deterioro de sus instituciones y la corrupción generalizada. Los líderes totalitarios han tratado de imponer su ideología en el país, llenando las cárceles de presos políticos, eliminando a sus enemigos políticos y tratando de crear un partido único. La historia demuestra que estos regímenes no duran mucho tiempo, y los venezolanos merecen un futuro mejor.