Hacer ladrillos, ayudar a la comunidad y proteger la salud

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Rodrigo Sinche hace ladrillos hace más de 50 años, pero hace poco le encontró un nuevo sentido a su trabajo: producir sin contaminación.

“Todos hablamos del medio ambiente y nosotros no podemos quedarnos atrás, además es una manera de actualizar y mejorar nuestro trabajo”, comentó en diálogo con El Mercurio de Ecuador en ocasión de un reportaje sobre los ladrilleros.

Al igual que Rodrigo, muchos ladrilleros artesanales en Ecuador optaron de un tiempo a esta parte por sumarse al programa Eficiencia Energética en Ladrilleras Artesanales (EELA), que terminó colaborando en la lucha contra el cambio climático.

Debido a esto fue posible la reducción de 15.000 toneladas de dióxido de carbono por año y las utilidades de los productores se incrementaron, consigna El Telégrafo de Ecuador en base a los datos presentados recientemente por la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) de Cuenca y la Fundación Swisscontact.

Pero este programa también permitió el ahorro de combustible, disminuir los tiempos de quema, incrementar la producción y en definitiva lograr productos de mayor calidad y con la disminución de “humos negros”, considera El Telégrafo.

Las condiciones laborales de quienes trabajan en el sector también fueron mejoradas, principalmente en la ciudad de Cuenca, la primera en Ecuador que se sumó al programa.

Mesías Riera también es una productora artesanal de ladrillos que encontró en esta alternativa una manera de tener mejor remuneración y colaborar en la defensa del medio ambiente.  Para Mesías esta nueva de producción también le permite generar una mejor convivencia con su comunidad.

Para lograr que la producción de ladrillos no contamine, lo que se hizo fue fomentar el uso de hornos eficientes, además de dar lugar al uso de batidoras, ventiladores.

El plan está generando puntos favorables para Cuenca en Ecuador, pero el programa fue implementado de manera piloto -entre 2010 y 2013 en una primera etapa- en otros países como Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, México, Honduras y Nicaragua.

“Cuenca fue la primera ciudad del Ecuador en unirse al programa, se implementó un plan piloto demostrativo mediante la  implementación de un horno eficiente de tiro invertido, máquinas batidoras de arcilla o barro, ventiladores que permiten alcanzar la combustión completa en la quema de los hornos”, comentó a El Telégrafo la directora de la CGA en Cuenca, Catalina Albán.

Así pues, gracias a este proyecto muchos productores lograron revitalizar su trabajo (único sustento económico para muchas familias) generando una manera alternativa de innovación, creatividad, protección del ambiente y la salud.

 

 

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