El asalto de casas por comida, la nueva tendencia del crimen en Venezuela

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El Estímulo

VALERIA PEDICINI @valeriapedicini

“¡Se metieron a la casa!”, fue el grito que despertó a Fabiola* a las 2 de la madrugada del jueves. Unos ladrones habían entrado en la pequeña lunchería que queda en la parte de abajo en su casa del sector caraqueño de El Cementerio (sur) y su mamá, al escuchar a su mascota ladrar, bajó las escaleras. Los maleantes salieron corriendo cuando abrió la puerta del negocio, para suerte de todos.

La comida fue el blanco principal: pollo, salchichas, queso, harina pan, café, azúcar. Los nuevos productos del deseo entre los maleantes de Venezuela, al aparecer. La nevera estaba vacía y el microondas desconectado, listo para llevar. Las telas, que la señora Angélica utilizaba para hacer camisas y vender, también se las llevaron.

El este residencial de Caracas tampoco se salva de los asaltos. La señora Ana, de 45 años de edad, regresaba de dejar a su hijo en el colegio y no se percató del ladrón que la esperaba en la esquina de su edificio.

El delincuente la apuntó con una pistola, la metió al apartamento y la amordazó, junto con sus padres de 90 y 75 años. “Todo está listo”, dijo el ladrón vía telefónica y cuatro secuaces llegaron en una camioneta blanca para registrar cada espacio del lugar por, al menos, dos horas.

Joyas, ropa, televisores, computadoras, dinero en efectivo, el carro de su padre del año 2000. Y, para sorpresa de ella, también la comida que se encontraba en la nevera y la de los estantes.

Luis Izquiel, criminólogo, aseguró para El Estímulo que entrar a las casas en busca de alimentos es la nueva tendencia, debido a la escasez que azota el país.

“El hurto, junto con el robo, es el delito más frecuente en Venezuela. Los allanamientos en las casas ocurren desde hace mucho tiempo. Pero el tema de la comida sí es nuevo y viene desde la escasez para acá porque se han convertido en objetos muy valiosos para los ladrones”.

Aseguró que crecen los robos no solo de alimentos, sino de cauchos, baterías y medicinas también.

Cuando los ladrones no tienen tanto tiempo y creatividad, las bolsas de los peatones también son blancos. Al salir del supermercado, al caminar por la calle o una bolsa “mal parada” en los asientos traseros del carro son también robos de mucha frecuencia, según Izquiel.

Aproximadamente 40 niños del colegio Madre Matilde fueron robados el pasado viernes 11 de noviembre en una de las unidades de transporte del plantel que estaba estacionada detrás del Concresa. Dos delincuentes asaltaron celulares, tabletas, dinero en efectivo y las meriendas de los estudiantes.

La vida por una harina

Los asaltos a las casas pueden terminar en tragedia. Génesis vivía en su casa, juntos a sus padres, en el barrio Ruperto Lugo, en Catia, al oeste de la ciudad. Un martes de septiembre trabajó todo el día y, al llegar a su casa, cayó rendida de sueño al poco tiempo.

Se despertó por el estruendo de la puerta al abrirse de golpe y, tras reaccionar ante la actitud violenta de los asaltantes, una bala impactó en su estómago. Mientras unos amordazaban y sometían a sus padres, el resto se llevó en bolsos las pertenencias y alimentos que habían obtenido con muchas horas de trabajo.

Manuel de Jesús Barrios, de 84 años, fue degollado el pasado mes de agosto en su quinta en El Marqués por unos delincuentes que entraron a su vivienda a robar, según reseñaron los medios.

Su esposa Luisa Salazar de Barrios, quien fue amordazada en el baño, contó en aquella oportunidad que tres sujetos entraron a la casa tras abrir un boquete, asesinaron a su cónyuge y se llevaron joyas, dinero… y comida.

“Yo logré bajar y conseguí a mi viejo. Ellos preguntaban que si teníamos joyas y se llevaron la comida”, aseguró la viuda el pasado mes de agosto.

Izquiel advirtió que esta tendencia de robos en busca de comida puede aumentar a medida que la escasez de insumos básicos se mantenga en el país.

“Lo que veo cada día es que la falta de alimentos tiende a agravarse y los pronósticos del año que viene tampoco son muy buenos. El Gobierno se pelea entre pagar la deuda externa o importar alimentos y, mientras esta situación económica siga, el número de estos casos se va a incrementar”, explicó el criminólogo.

(*) Todos los nombres de las víctimas que aparecen en este trabajo fueron cambiados intencionalmente

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