Ovidio Pérez Morales: Planteamientos ante el “diálogo”

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He aquí algunos puntos que estimo de necesaria consideración sobre el “diálogo” en curso entre oficialismo y oposición.

Primero. Escribo diálogo entre comillas porque este exige igualdad fundamental de potencialidades entre las partes. He comparado el desequilibrio del actual “diálogo” con la lucha entre un león furioso suelto y un conejo amarrado. El gobierno dispone, en efecto, de la Fuerza Armada, cuya cúpula está alineada; de los órganos del poder público nacional, con excepción de la Asamblea; de todos los órganos del Poder Ciudadano; del Poder Electoral. Cuenta con los recursos del petroestado manejados sin control y una comunicación social hegemonizada.

Segundo. El interlocutor oficial busca imponer el socialismo del siglo XXI (SSXXI)-Plan de la Patria, con lo que viola la Constitución. Basta una ligera hojeada al Preámbulo y Principios Fundamentales de esta para percibir el carácter no solo dictatorial sino totalitario de ese proyecto “moralmente inaceptable”, según lo calificó la Conferencia Episcopal Venezolana. La oposición ha de tener clara y saber manejar lúcidamente la identidad (ideología, lógica, intereses) de quien se sienta al frente.

Tercero. El “diálogo” está abordando problemas derivados, consecuencias y causas secundarias, pero no la raíz-fuente-causa principal de la crisis del país, como es el SSXXI de corte marxista-leninista, de la familia del “socialismo real” históricamente fracasado. Este proyecto se trata de imponer con base en un fundamentalismo ideológico, acompañado de una fuerte carga de corrupción. Oscar Arias, Nobel de la Paz, ha mencionado también algo ligado a lo narco.

Cuarto. Mientras se tiene el “diálogo” muchos venezolanos sufren la condición de presos políticos, comenzando, nada más ni nada menos (hasta comienzos de semana), por el alcalde metropolitano de la ciudad capital sede del “diálogo”. Los “presos políticos” constituyen una especial categoría de esclavos en estos nuevos tiempos. Como esclavos, son mercancía objeto de compra-venta, regateo y publicidad. Negocio es negocio.

Quinto. El diálogo –sin comillas– es algo consustancial al ser humano. Este ha sido creado por Dios a imagen y semejanza suya, como ser para la comunicación y la comunión; constitutivamente relacional no surge, se desarrolla y alcanza su perfección sino a través del compartir, del encuentro interpersonal. “Animal dialogante” se lo podría definir. Por eso el diálogo es exigente en disposiciones o requisitos espirituales, éticos y psíquicos, tales como el “ponerse en el pellejo del otro” para aceptarlo, comprenderlo, estimarlo. Por eso hay que cuidar la palabra diálogo para no desmerecerla, depreciarla y hasta prostituirla.

Sexto. El diálogo no excluye otras formas menores de intercomunicación humana para con-vivir y mejorar societariamente, como son las conversaciones o negociaciones para convenios y acuerdos. Aun en medio de un conflicto bélico se suele tener el “alto el fuego” para posibilitar aunque sea el retiro de muertos o un canje de prisioneros. La humanidad ha podido sobrevivir porque los humanos han tenido que buscar formas de interlocución para superar o aminorar enfrentamientos. La vida ordinaria es, por lo demás, una escuela permanente de cómo habérselas con el que está al lado.

Séptimo. Si no se acepta que la causa principal y central de la grave crisis nacional es el proyecto SSXXI, no se podrá abordar adecuadamente una solución a la actual problemática nacional, y un cambio de dirección política del país, para reencauzarlo por vía democrática. Esto trata de posibilitar el referéndum revocatorio 2016 (RR16), el cual no resolvería los problemas, pero sí abriría puertas a la solución de los mismos.

Octavo y último. El resultado del “diálogo” depende, pues, entre otras cosas importantes, de entender sus comillas, de percibir y enfrentar la causa central de la crisis, de identificar bien a los interlocutores. Y de que, en cualquier hipótesis, tendrá que haber intercomunicación.

 

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