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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reunió hoy en el Palacio presidencial de Miraflores con el exjefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, quien actúa de mediador en el proceso de diálogo, en presencia de dos de los delegados del oficialismo en la mesa con la oposición.
Infolatam
Madrid, 16 de noviembre de 2016
(Infolatam, por Rogelio Núñez)-. El gobierno de Nicolás Maduro ha logrado ganar tiempo y obtener oxígeno justo cuando su situación era más compleja gracias al diálogo con la oposición patrocinado por el Vaticano y la Unasur. El país caminaba hacia la definitiva crisis institucional o hacia la celebración de un referéndum revocatorio y ahora ambas posibilidades, sobre todo la segunda, son muy remotas.
La historia de los dialogo entre el régimen chavistas y la oposición es una larga cadena de fracasos (el de 2002 y el de 2014) que finalmente solo sirvieron para que Hugo Chávez, hace doce años, y Maduro hace dos pudieran ganar un tiempo precioso para rearmarse a la vez que se debilitaba la oposición.
Siempre han sido diálogos frustrados en los que ambas partes han tratado, sobre todo, de ganar tiempo y no de alcanzar consensos. La gravedad de la actual situación de crisis del régimen postchavista solo tiene un antecedente, lo ocurrido en 2002-2003 cuando Hugo Chávez afrontó un golpe de Estado en su contra que le desalojó del poder por 48 horas y la huelga de PDVSA que estuvo a punto de hacer tambalear al régimen.
En esa coyuntura, Chávez ofreció por primera vez diálogo a la oposición. No sería la última vez pero sí la única en la que se concretó, aunque sin resultados tangibles. Luego vendrían algunas más. En 2011 (“Es tiempo de rectificar, eh, de deponer las armas, el país marchará hacia situaciones mejores, ya es tiempo de reflexionar…’, ese es un llamado ¿a qué? A un diálogo”)…
…y en 2012, tras ganar sus últimas elecciones, ya muy enfermo (“Quiero reiterar cuál es nuestro concepto y praxis de diálogo. Queremos que ellos (la oposición) expongan sus elementos definitorios para la apertura al diálogo, la convivencia, paz, pero es necesario que esos dirigentes hablen claro y demuestren voluntad de convivencia”).
La profesora Carmen Beatriz Fernández, directora de DataStrategia, señala que el difunto presidente “apeló al diálogo como artimaña… la revolución nos ha enseñado que muchas veces cuando se abren espacios de diálogo, se pretende comprar tiempo”.
Y en esta ocasión así esta siendo también por dos razones:
1-. El gobierno ha ganado tiempo
La oposición caminaba en octubre hacia la celebración de un referéndum revocatorio que habría obligado al gobierno de Maduro a abortarlo utilizando en su beneficio alguna artimaña legal o a aceptar su celebración que le habría conducido a una derrota casi segura.
Ambas opciones eran negativas: la primera le colocaba en una situación muy comprometida nacional e internacionalmente. La segunda representaba el final del chavismo.
Al producirse el diálogo ya no hay tiempo material para que el referéndum revocatorio tenga lugar antes de enero de 2017 cuando una derrota de Maduro habría supuesto la salida de la presidencia del actual mandatario y la celebración de elecciones anticipadas.
El primer gran riesgo que pendía sobre el gobierno ha desaparecido de esa manera.
La Mesa de diálogo entre la oposición y el gobierno venezolano, que se retomó el pasado viernes, dejó más dudas que certezas sobre los resultados que podrá alcanzar para sacar definitivamente a Venezuela de la profunda crisis política, económica e institucional que enfrenta. Si bien la oposición había inicialmente fijado como condición para seguir conversando definir un cronograma electoral tras la suspensión del referéndum revocatorio en octubre pasado, los acuerdos alcanzados no se refieren a ese tema.
El exembajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, ha confesado que ganar tiempo “no es ningún pecado”, esto en referencia a declaraciones de dirigentes opositores que acusan al gobierno de querer ganar tiempo con el diálogo. A su juicio, esta estrategia pueden utilizarla tanto el gobierno como la oposición.
Hasta ahora el principal beneficiado de la mesa de diálogo ha sido el gobierno, que ha logrado ganar tiempo y descomprimir la tensión. Además, Maduro que no tiene ninguna intención de permitir el revocatorio o un adelanto electoral lo cual es la razón de ser de la oposición. “Se avanza en la creación de condiciones que hagan posible recuperar el derecho del pueblo venezolano al voto”, señaló el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, aludiendo a la suspensión del proceso de revocatorio contra Maduro por parte del Poder Electoral.
Asimismo, el régimen sigue vaciando de contenido a la opositora Asamblea Nacional. Este martes la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitió una sentencia que anuló el “juicio político” contra Maduro, y prohibió a los parlamentarios convocar “manifestaciones” que alteren el orden público.
El gobierno ha visto como su estrategia es respaldada internacionalmente. No solo por la Unasur y el Vaticano sino también por la OEA. El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó este miércoles en sesión extraordinaria una declaración de apoyo al diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición en Venezuela.
La declaración, presentada por Argentina, Brasil, Canadá, Honduras, Estados Unidos, México, Costa Rica y Perú, salió aprobada con las abstenciones de Nicaragua, Ecuador, República Dominicana, El Salvador, Haití, San Vicente y las Granadinas, y Bahamas, así como las ausencias de Bolivia y la propia Venezuela.
2-. La oposición se ha mostrado dividida
El diálogo ha tenido la virtud de mostrar las divisiones internas de la oposición así como su falta de cohesión y coordinación.Falta de coordinación cuando se vio que el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonsky, el alcalde del municipio El Hatillo, Davis Smolansky, y la líder opositora María Corina Machado, se enteraron del diálogo por las declaraciones televisadas.
Falta de unidad porque a la cita acudió la oposición encabezada por Jesús Chúo Torrealba pero sin la presencia de Voluntad Popular de Leopoldo López.
Voluntad Popular es el único de los partidos políticos que forman el G4, los que controlan la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que no se ha sumado al diálogo.
Acción Democrática, del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup; Un Nuevo Tiempo, del excandidato presidencial Manuel Rosales; y Primero Justicia, de Henrique Capriles, son las otras tres fuerzas clave dentro de la MUD.
Además, luego el acuerdo del 12 de noviembre entre el gobierno y la oposición ha reabierto las heridas pues las grandes banderas que enarbola la oposición (liberación de presos y adelanto electoral) no se han obtenido.
Asimismo, como destaca Leonardo V. Vera en Infolatam el gobierno sigue controlando el CNE con tres de sus cinco rectores y ese control “es la mejor bisagra para asegurar tiempo y condiciones para salir victorioso. Así mientras el gobierno de Maduro sueña, la oposición se debate en sus propias contradicciones”.
Voluntad Popular (VP), el partido político fundado y liderado por el opositor encarcelado Leopoldo López, defiende que “la principal aspiración del pueblo venezolano: elegir un nuevo Gobierno“.
Por contra, el propio Nicolás Maduro se ha encargado de descartar que en el diálogo con la oposición se vaya a negociar un anticipo de elecciones o la reactivación de un referendo revocatorio de su mandato: “¿Salida electoral? ¿Salida para dónde? (…) Que nadie se obsesione con procesos electorales que no están en la Constitución”.
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