Gobierno colombiano y FARC firmarán por segunda vez la paz en sencillo acto

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El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmarán este jueves, por segunda ocasión, un acuerdo de paz para terminar el conflicto armado de 52 años, esta vez en una sencilla ceremonia que dista de la pompa de la primera que se celebró hace dos meses en Cartagena.

Lejos de lo que ocurrió el pasado 26 de septiembre, cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el número uno de las FARC, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko“, firmaron el primer acuerdo ante 13 jefes de Estado y representantes de organismos internacionales, en esta oportunidad la sobriedad será la nota predominante.

El acto, que se llevará a cabo en horas de la mañana, tendrá lugar en el Teatro Colón de Bogotá, construido entre 1885 y 1895 en pleno centro de la ciudad, justo en frente del Palacio de San Carlos, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

La ceremonia comenzará con el himno nacional, interpretado por la cantante Cecilia Silva Caraballo, del grupo cartagenero Tambores del Cabildo, y acto seguido se dará la firma.

Según la programación divulgada por la Presidencia colombiana, en la ceremonia solo intervendrán Santos y “Timochenko”, quien llegó el lunes a Bogotá junto con los demás miembros del secretariado (mando colectivo) de las FARC.

Así, el Teatro Colón, que tradicionalmente ha sido escenario para las temporadas de ópera y zarzuela, y los conciertos de música sinfónica, albergará ahora uno de los actos más trascendentales de la historia colombiana reciente.

EL delegado de las FARC en el mecanismo de monitoreo del alto el fuego, Luis Alberto Albán, alias “Marcos Calarcá“, visitó las instalaciones del teatro para enterarse del protocolo de la actividad.

“Estamos reunidos con delegados del Gobierno nacional haciendo los preparativos para que el acto de mañana salga de la mejor manera posible”, dijo a periodistas.

El representante guerrillero lamentó sin embargo que “los espacios son limitados y hay muchos más invitados que las 800 personas que caben aquí en el teatro que merecen estar, que quisieran estar y que deben estar”.

En Cartagena, hace menos de dos meses, la firma se celebró en un escenario montado al aire libre frente a la bahía de la ciudad donde se dieron cita unos 2.500 invitados especiales.

El acuerdo firmado aquel día fue rechazado por los colombianos en el plebiscito del 2 de octubre, lo que obligó a reabrir la negociación para incorporar propuestas de los promotores del “no” en esa consulta.

Finalmente, el 12 de noviembre se alcanzó un nuevo acuerdo, que es el que será firmado mañana y que, según Santos, “contiene modificaciones de fondo para atender la gran mayoría de las solicitudes y propuestas” de cambio con respecto al primero.

“Las propuestas del ‘no’ se incorporaron como cambios, ajustes y precisiones”, señaló por su parte este miércoles el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.

Para dar a conocer los pormenores del pacto, que tendrá que ser refrendado por el Congreso, miembros del Gobierno, entre ellos el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se reunieron hoy en Bogotá con representantes de los partidos políticos para explicarles con detalle lo acordado.

Al término del encuentro el presidente del Congreso, senador Mauricio Lizcano, explicó que luego de la firma “el acuerdo se presentará en el Senado de la República y la Cámara de Representantes para que entre martes y miércoles de la próxima semana se refrende en ambas plenarias”.

“La implementación del acuerdo tardaría unos ocho meses”, aclaró el senador.

La celebración de mañana, que si bien no ha despertado entre los colombianos tantas emociones como la del 26 de septiembre, tiene el apoyo de la mayoría de los partidos políticos.

Sin embargo, el Centro Democrático, que lidera el expresidente Álvaro Uribe, el más férreo opositor al acuerdo, rechazó hoy el texto, y aseguró que el Gobierno engaña a los colombianos.

En un comunicado, la bancada del Centro Democrático afirmó que el hecho de que no se modificaran “temas fundamentales para la democracia” en el primer pacto llevó a sus partidarios a “no aceptar” el segundo, aunque reconocieron que en “otras materias hubo avances”.

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