¿Volverá Trump a congelar las relaciones con Cuba?

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Peter Hakim: Cuba Estados Unidos

¿Volverá Trump a congelar las relaciones con Cuba?

Mauricio Claver-Carone, el director ejecutivo del US-Democracy PAC, el grupo de cabildeo proembargo más activo en Washington, fue nombrado este lunes como miembro del equipo de transición del presidente electo Donald Trump.


InterAmerican Dialogue/Infolatam
Washington, 21 noviembre 2016
Por Peter Hakim

(InterAmerican Dialogue/Infolatam).– La política de Obama hacia Cuba ha sido muy clara: La reciente decisión del gobierno de abstenerse en la votación de la ONU sobre el embargo comercial, aunque en gran parte simbólica, transmitía el compromiso inquebrantable de la Casa Blanca para normalizar los vínculos entre Estados Unidos y Cuba.

En un momento en que el gobierno cubano está demostrando su resistencia al cambio, la votación de los Estados Unidos pone de manifiesto que el gobierno de EE.UU. no exige “quid pro quos” de Cuba porque se piensa que cuanto más se abran los Estados Unidos a Cuba, mejores serán las perspectivas para una economía próspera y una política democrática en la Isla.

De hecho, son los cubanos los que ahora están imponiendo condiciones a los Estados Unidos, exigiendo que el embargo sea levantado antes de que lleguen las empresas de Estados Unidos, otorgándoles las mismas oportunidades que ahora disfrutan otras empresas extranjeras. Sigue siendo un misterio lo que Donald Trump planea hacer con respecto a la política cubana. Al principio de su campaña, pensó que la iniciativa de Obama era bienvenida, incluso con retraso. En el último mes de la carrera presidencial, cuando sus consejeros contaron votos en Florida, revirtió el rumbo y prometió detener la normalización hasta que Cuba se vuelva democrática.

Pero estos giros nos dicen poco sobre lo que hará cuando se instale en el Despacho Oval. Para entonces, debería saber que lo que ocurre en la isla no tiene muchas consecuencias políticas fuera de la comunidad cubano-americana de Florida, pero esto puede ser una oportunidad para que Trump o su secretario de estado demuestren un poco de dureza, enmendado una pieza clave del legado de Obama y de este modo satisfacer a los partidarios de Trump en Miami.

Al final, las consideraciones domésticas, como de costumbre, ocuparán un lugar central en la formulación de la política cubana. Sin embargo, el gobierno cubano también puede tener un papel. Incluso un modesto avance hacia la apertura política y la reforma económica en Cuba podría ayudar a proteger el esfuerzo de normalización. Pero eso es probablemente pedir demasiado a los dirigentes cubanos, tan poco propicios a aceptar ceder a todo lo que signifique una presión de cualquier gobierno de los Estados Unidos”.

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