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A partir de hoy, miércoles 9 de noviembre, al otro lado de los 226 kilómetros de la frontera de México con California, la mariguana es legal para fines recreativos. Así lo votaron ayer los californianos en un referéndum (Proposición 64). Desde ya se le permite a los californianos poseer y utilizar hasta una onza de mariguana en ese estado. La legislatura de ese estado tiene hasta el primero de enero de 2018 para aprobar el sistema de permisos de cultivo, transporte y venta de la llamada mariguana lúdica. Las autoridades, sin embargo, podrán expedir licencias temporales en lo que la legislatura actúa. Se prevé, en este sentido, que ya esté operando una especie de mercado legal de esta droga para mediados del año que entra.
En la década de los veinte del siglo pasado, a los estadounidenses se les ocurrió la puritana y mentecata idea de prohibir el consumo de bebidas alcohólicas. Pero siendo los estadounidenses tan humanos como son, pues se les antojaba echarse un trago de vez en cuando y, los que vivían cerca de la frontera con México, simple y sencillamente se cruzaban de San Diego a Tijuana a hacer lo que no podían hacer en su país. Esto significó un tremendo desarrollo del turismo en aquella ciudad fronteriza: a finales de los veintes habían casi 300 negocios en el centro de Tijuana, la mayoría de ellos sobre la legendaria avenida Revolución. Toda una industria del vicio para calmar los apetitos pecaminosos de los vecinos del norte. Pues ahora estaremos al revés. Lo pecaminoso será ilegal de este lado de la frontera porque los estadounidenses no sólo corrigieron el error de la prohibición del alcohol en 1933, sino que ayer lo hicieron con la mariguana en California.
En los próximos meses comenzará a operar el mercado legal de esta droga, incluyendo su producción. De acuerdo con la propuesta aprobada ayer, los adultos en California podrán sembrar hasta seis plantas en su hogar para fines recreativos, siempre y cuando no estén a la vista del público y fuera del acceso de los menores. El Estado, además, otorgará permisos a empresas para cultivar cannabis en terrenos mayores a los dos mil metros cuadrados. La idea es promover que sean muchos los competidores que siembren mariguana. La producción estará regulada en su calidad y, de hecho, habrá una autoridad que, como los vinos, certifique las apelaciones de origen. Los productores pagarán un impuesto de $9.25 dólares por onza de la flor y de $2.75 de las hojas.
Mientras tanto, los productores de la yerba al sur de la frontera no podrán entrar al lucrativo mercado que se está legalizando al norte. Esto porque México prohíbe la producción de mariguana. También, el gobierno federal de Estados Unidos que controla los cruces fronterizos. Muchos dirán que esto es positivo porque los productores de cannabis en México son del crimen organizado: qué bueno que se queden sin mercado. Puede ser. Pero habría otra opción: que estos productores se convirtieran en empresarios que actuaran dentro de la ley, pagaran impuestos y dejaran las filas de la delincuencia organizada. Eso sería lo ideal. De hecho, sucedió con muchos productores ilegales de alcohol en Estados Unidos durante la prohibición: cuando terminó, se pasaron al lado de la legalidad convirtiéndose en empresarios exitosos. Otros, que no quisieron dejar la criminalidad, buscaron otras líneas de negocios redituables. Eso puede pasar en México. Me imagino que los malosos mexicanos, que hoy exportan mariguana a California, y que ahora serán sustituidos por empresarios legales, naturalmente buscarán otros negocios ilegales como la venta de drogas todavía prohibidas (cocaína, metanfetaminas, heroína) pero también otros crímenes que afectarán más a la población en nuestro país (secuestros y extorsión, por ejemplo).
A México le urge debatir y resolver el tema de la legalización de las drogas comenzando con la mariguana. Este tren ya no lo para nadie. Lo ocurrido ayer en California es un game changer en este tema. Y nadie de las autoridades mexicanas está hablando o haciendo algo. Es una pésima noticia por la recomposición de un mercado que está dejando de ser ilegal. Resulta absurda la ceguera de nuestros gobiernos. Andan papando moscas. Van a la velocidad de una tortuga mientras que los estadounidenses a la de un tren bala. Hoy, 9 de noviembre, queda gritarles: ¡despierten!
*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.
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