La desobediencia civil y el juego del limbo a la esquina, por @RafaelValera96 de @VFutura

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Nov 14, 2016 9:01 am
Publicado en: Opinión

 

 

La Política no sólo trata los fenómenos humanos respecto al poder, sino también el poder que la Libertad tiene frente a éste. En Venezuela, la sumisión impuesta por los políticos de la clase MUD-PSUV ha querido borrar esto y volverla un saco de dinero. Produciendo huesudos discursos y pactos cuyo sonido hipnotiza a la población.

Ellos, en su apuro por controlar lo que ya se les escapó de las manos, no sólo quieren obligar a los venezolanos a reemplazar nuestros problemas con los suyos, sino que también quieren obligarnos a ver la realidad a través de su cinismo: someternos al limbo de la letárgica paciencia.

Y ese limbo sigue estos pasos: los políticos, miembros de partidos le dicen que el cambio es un referéndum, una enmienda –o cualquier otro recurso institucional–. La viabilidad de dichas herramientas depende en la práctica de la AN, del CNE o del TSJ; sabiendo que la primera y la segunda son sumisas ante la tercera, y esta última atiende exclusivamente a la palabra del PSUV y del AMM (Alto Mando Militar).

Es claro que el sistema político quiere imponer sus necesidades sobre las nuestras, por lo cual desafiarlo, desconocerlo y destruirlo es fundamental en estos momentos. Y llegamos a estas tres acciones desobedeciendo.

La desobediencia civil es justificable en sociedades democráticas. Pero aun más bajo un régimen tiránico. Es un acto más que “social”: es la acción humana más justa y digna por parte de los ciudadanos oprimidos.

Es el mecanismo apropiado para enfrentar a un sistema político que se dedica a someter a la población, a privilegiar a sus élites (MUD-PSUV) y a mantener una figura que preserve las banderas del marxismo en el poder.

Pero no es una herramienta que sólo funciona fuera del sistema. Existe ya un proceso de desobediencia dentro de las mismas filas de la MUD y del PSUV. Están cuestionando a sus líderes, pues dicen querer un cambio político pero siguen sin comprender cómo actuar mientras complacen y permiten con la inacción que el régimen se dedique a cumplir sus objetivos: matarnos lentamente.

La desobediencia civil toma forma en la Resistencia que deben ejercer los ciudadanos frente a la conspiración fraguada entre el PSUV y la MUD para someterlos. Estos factores se juntaron para cumplir con la opresión con apariencia de ser adversos. Por eso cuestionamos las intenciones del nuevo pacto bipartito porque pervierte nuestra voluntad de ser libres. Los métodos que imponen como “alternativa ciudadana” sólo benefician el ecosistema político para confinarnos a la derrota moral y a la sumisión. Aceptar sus instrumentos como salida sólo nos hará vivir el hedor del socialismo por tiempo indefinido.

A diferencia de nuestras actitudes pasadas, hoy decidimos asumir el rol que una vez le delegamos a la desdichada alternativa política; somos quienes vivimos verdaderamente el problema, sabemos cuál es la solución y tenemos la valentía de tomar las riendas del asunto. Es necesario correr los riesgos en favor de salvar a Venezuela. No somos esa misma camada de jóvenes que irrumpe sólo para pelear en las calles para que después los políticos negocien nuestro accionar en mesas de acuerdos y diálogos. Descubrimos que debemos actuar en ambos sentidos, en la lucha de calle y en lo político para decidir sobre nuestras vidas. Vida que muchos compañeros han dado en nombre de la Libertad.

Que quede claro: la vida de la clase MUD-PSUV es determinada por los privilegios de poder que obtienen gracias a nuestra obediencia. Mientras que nuestra vida gira entorno al deseo de ser libres. Ellos se unen para salvar el poder que han adquirido y nosotros nos unimos para conquistar una República en Libertad.

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