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Luis José Uzcátegui
En este momento en Venezuela se está dando la más grande discriminación del mundo. Cerca del 80% de su población es subyugada, apaleada y abusada por unos pocos individuos que están en el gobierno con sus cómplices y amigos. La mayoría del restante 20% también está bajo el yugo oficialista a través de engaños y humillación: “bajan la cabeza” por bolsas de comida o para recibir un salario mísero, como el caso de los empleados públicos.
También una forma de ejercer discriminación es a través de la escasez, e igualmente de la oferta de productos a valores exorbitantes, y por supuesto de la desgracia y el miedo. Fomentan la economía informal (“bachaqueo”), “liberan” precios a través de productos importados y permiten la actividad delictiva incluyendo a las autoridades.
Esta situación beneficia al régimen para mantenerse en el poder lucrándose de la condición humana de poco más de 30 millones de habitantes, dándole al pueblo servicios públicos deplorables, escasez de alimentos y medicinas, educación degradante, asistencia en salud malísima y fomentando que el más pobre se convierta en carroñero escarbando en los basureros. Venezuela es el país con más inseguridad y homicidios en el mundo, otros indicadores de Salud Mental negativa, también deben ser los más altos del mundo, pero es pauta oficial no generar registros ni datos confiables en salud, economía y en nada. Como en ninguna región del globo el azote mediático es atroz, diario y alienante pero con gran cinismo -algunos- señalan al gobierno como “democrático”.
Para el régimen y sus secuaces los costos de este modelo de discriminación son aceptables, deseables y fundamentales si ello les permite la maniobra política. El mejor ejemplo, la gigantesca patraña en que el oficialismo ha convertido el derecho constitucional del referéndum revocatorio que exige casi el 100% de la población. Sin duda que Venezuela vive una forma “moderna” de Apartheid gracias a la decisión “firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total” de una minoría ínfima.
Actuar y ser libres
Cuando los creadores del Apartheid están en mínima proporción para mantener la mayoría segregada y maltratada se les hace el costo cada vez mayor. Aumentan represión, muerte, mentira, pobreza, injusticia, degradación pero no pueden evitar ser reconocidos a nivel nacional e internacional por haberse especializados en patear a los humanos y tratarlos como animales.
Similar a la poesía y la música, la realidad es imponente e implacable para reflexionar y ver la hora de la verdad. Bob Dylan, Nobel de literatura 2016 dice en una de sus más famosa composiciones: “¿Cuantos años pueden vivir algunos antes que se les permita ser libre? La respuesta, amigo mío, está en el viento”. Para los venezolanos, parafraseando las estrofas de Dylan: La respuesta, amigo mío, está en la gigantesca mayoría que vive el más feroz Apartheid del mundo que cuando actúen, serán libres…
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