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En la Roma antigua existía la figura del dictador (en latín “dictator”). Era una persona a quien el Senado le confería autoridad suprema en tiempos de graves crisis, con un mandato circunscrito a un período de tiempo limitado.
Fueron dictadores de Roma, Tito Laercio, Cincinato, Camilo y Papirio, a quienes el Senado les fijó el lapso para ejercer la autoridad suprema. Estos cuatro dictadores renunciaron antes del vencimiento del lapso establecido por el Senado. Otro dictador, Lucio Cornelio Sila logró que se le prorrogara el plazo indefinidamente pero tuvo que renunciar al cargo. La dictadura de Sila fue muy parecida a las dictaduras que conocemos a través de la historia por su saña en contra de quienes se le oponían. Julio César, abusando de su popularidad, se hizo nombrar dictador vitalicio, y terminaron asesinándolo.
El famoso Alejandro Magno fue un muy poderoso dictador y conquistador. Hubo dictadores que tuvieron gran impacto en sus países y en el mundo por sus aportes, tal como fue el caso del emperador Napoleón Bonaparte. Hubo otros en el siglo veinte, conocidos por su crueldad pero que hicieron mucho por sus países, o fueron ampliamente reconocidos y hasta respetados, desgraciadamente por muchos , en el siglo XX, entre ellos Juan Vicente Gómez Benito Mussolini, Adolfo Hitler, Francisco Franco, Marcos Pérez Jiménez Augusto Pinochet, Muammar Al Gaddafi, Saddam Hussein.
Pero, al lado de esos dictadores hay también dictadorzuelos. Individuos mediocres, sin ninguna preparación que siembran la ruina en sus países y pretenden emular a grandes dictadores. Los narra muy bien Valle Inclán en su “Tirano Banderas” como también, en literatura mucho más ligera en el libro Tintin y los Pícaros, con el dictador de un ficticio país centroamericano bajo el poder de un “general” Tapioca. En Venezuela tenemos un gran ejemplo, no de ficción sino de dura realidad, con Nicolás Maduro, a quien Luis Almagro califica de dictadorzuelo: un hombre mediocre, ignorante, incapaz, que pretende, como Fidel Castro y Hugo Chávez, convertirse en quien logrará imponer el socialismo en Venezuela y Suramérica, pero que lo único que sabe hacer es sembrar, la ruina, el hambre, el odio, aumentar la pobreza llevar la inflación a niveles a punto de alcanzar los de la República de Weimar en Alemania. Indudablemente, Maduro se parece a Santos Banderas y al tipo de dictadorzuelos como el del libro de Tintin.
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