Líderes vecinales de Ciudad Guayana proponen abordar la escasez en mesa de diálogo

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Las necesidades en Venezuela van desde mayor seguridad ciudadana hasta poder comprar (y comer) todas las comidas del día. La marcada escasez de medicamentos, medicinas, materiales de construcción, productos de higiene y más, ha hecho de la cotidianidad un verdadero acto de supervivencia.

  ComillasNEGRASgrandesSi no eres del PSUV, no puedes ser consejo comunal. ¿Qué democracia es esa?”, criticó Moisés Pacheco, vocero vecinal de 25 de Marzo, exigiendo al diálogo descentralización de la lucha social.  

Para Rita Mendoza, vecina de La Victoria, “lo que grita el pueblo es que haya paz” y cesen las confrontaciones, para solucionar los problemas del país. Por eso aplaude el diálogo que convocó el Vaticano y en el que se sentaron el 30 de octubre Gobierno y oposición, y espera que verdaderamente rinda frutos.

¿Cómo se puede mejorar el diálogo? Cuatro dirigentes sociales de Ciudad Guayana, incluyendo a Mendoza, responden a la pregunta y coinciden en que la escasez de alimentos es la primera coyuntura que se debe resolver, producto del diálogo, “pero que se olviden que son políticos, que luchen como venezolanos”.

“Todos somos venezolanos”

Rita Mendoza reside en La Victoria, una comunidad de San Félix. Hace ocho años integra el consejo comunal Nueva Reforma Bolivariana y siete que es voluntaria de las Madres Promotoras de Paz, iniciativa de la Iglesia Católica con la que han logrado, de a poco, pacificar su comunidad.

Ha sido precisamente el diálogo, el “conversar con nuestros chicos que están en malos pasos, que les hemos hecho entender que nosotros no tenemos por qué pagar los platos rotos” de las rencillas entre bandas delictivas que infortunadamente conviven entre la comunidad.

Con años de trabajo social, han logrado que “por lo menos no se metan con la gente de la comunidad”. Ese mismo trabajo es el que le propone al Gobierno en el diálogo, en donde deben “salirse de esa figura política y meterse en lo humano”.

A la oposición le pide aceptar que hay un gobierno, y al Gobierno, que cese la preferencia y control del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), “entiendan que todos somos venezolanos y tenemos derecho” a que se mejore el abastecimiento de alimentos y medicinas que, en su opinión, son las prioridades.

“Pensar no tanto en ellos, sino en el pueblo”

Para Tibisay Rosas, dirigente social con 11 años de trabajo dentro del sector III de Cambalache y el consejo comunal homónimo, las relaciones Gobierno-oposición refieren a una batalla.

Pertenece al PSUV, pero reconoce que en las discusiones y manifestaciones populares de ambos bandos, los dirigentes políticos “parecen unos niños peleando por el poder y no por el bienestar” del colectivo. Por eso, recomienda a la mesa de diálogo, “pensar no tanto en ellos, sino en el pueblo, que haya una buena comunicación (…) En esa riña pasamos todo el año y los proyectos (en pro de la comunidad) no se concretan”.

En medio de la conflictividad política, se paralizan los recursos para viviendas, no aprueban los operativos de comida, no llega el asfalto… “La comunidad se descarga con uno (consejo comunal) y dice ustedes apoyan ese gobierno que no sirve, mientras uno es el que trabaja de verdad”… a la espera de respuestas del Estado.

“Si el presidente (Nicolás Maduro) dice que quiere paz, que sea de verdad y que no lo diga por salir del paso”, remató, “porque queda uno en el medio de los dos bandos y nada que se solucionan los problemas del país, sobre todo el de la comida”.

“El diálogo no puede ser infinito”

Desde 1993 Moisés Pacheco es dirigente vecinal en 25 de Marzo y recuerda que, “antes de este gobierno, las bases de los partidos no estaban en las asociaciones de vecinos. Aquí en vez de descentralizar el poder, lo concentraron todo en una sola figura (…) si no eres del PSUV, no puedes ser consejo comunal. ¿Qué democracia es esa?”.

Cuestiona el partidismo de los consejos comunales “porque es discriminatorio hasta para darte una bolsa de comida (…) esperamos que este diálogo rinda frutos y que la Asamblea Nacional sea reconocida, para que se puedan derogar las leyes del poder popular”, como la Ley de Comunas y la Ley de Consejos Comunales, para abrir paso “a una verdadera dirigencia de los ciudadanos”.

Opina que el diálogo no puede ser infinito y que deben trabajar en hechos concretos que ayuden a “reconducir la política económica. La gente se está ahogando cada día… en la comunidad lo ves, hay quienes se comen una sola comida diaria y esto no puede seguir así”.

“Que el Gobierno respete, escuche…”

María Peralta llegó hace 27 años a La Porfía II, comunidad rural asentada en la vía a Upata, de San Félix. Es una de las principales voces comunales del problema del agua potable en su sector, que Fuente