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“Ni con votos, ni con balas…”
■ En un artículo que publiqué en este mismo medio el 18 de septiembre pasado, y que titulé “Dialogando con Maduro”, decía que a la entrada de cualquier diálogo con el gobierno del “hombre que habla con los pájaros” debía colocarse la advertencia que, según Dante Alighieri en “La Divina Comedia”, se leía a las puertas del Infierno: “!Oh, los que entráis, dejad toda esperanza!”.
Verso que debería resultar absolutamente persuasivo (aparte de muy hermoso), para todo aquel que en cuestiones de política, historia y moral traspasa las fronteras que dividen la luz y la oscuridad, lo racional y lo irracional, el bien y el mal, pero dado que, no pareciera ser el caso de la oposición venezolana que aceptó el domingo pasado sentarse otra vez a dialogar con el dictador Maduro, me atrevo a subirle el tono y recordarle el saludo que, según Suetonio, dirigían los gladiadores al César romano antes de entrar a un combate en el que, con una enorme probabilidad, les iba la vida: “Ave, César, los que van a morir te saludan”.
Y aclaro que no estoy suponiendo que el diálogo gobierno-oposición venga después de una guerra donde las partes, después de desgarrarse, tengan que cuidar sus pasos en un acuerdo que podría significarle males peores, sino al hecho de que, el nuevo diálogo con Maduro es otro de los tantos que se realizan en el país después de una crisis política que dura 18 años, y después de los cuales, siguen los mismos actores, los mismos discursos y las mismas tragedias.
Mejor dicho, “los mismos”, pero en todos los sentidos exponenciados, ya que cada día Venezuela es mucho menos, y los venezolanos otra raza de humanos que ha visto destruidos sus sueños, sus expectativas y deseos se escapar del horror, porque, sorprendentemente, ni en este ni en otros continentes, hay ojos ni oídos para otras crisis que no sean las que se ejecutan de manera ortodoxa, rutinaria y convencional.
Es decir que, somos víctimas de lo singular, de lo típico, de lo exótico, por más que Chávez, y su sucesor Maduro, cuentan casi 20 años en el poder, tanto uno como otro han proclamado que no están dispuestos a dejarlo por otra forma que no sea la fuerza, y como nunca antes, en la historia de Venezuela, se ha robado, dilapidado y corrompido.
Porque de matar, mueren 28 mil venezolanos al año por violencia política y social, hay más de 100 presos políticos por delitos de conciencia y la tortura ya no usa la picana eléctrica, ni los fusilamientos simulados, pero si el retardo procesal, y la desaparición por días y hasta semanas de los presos.
Pero lo peor, quizá, resida en el quiebre de la libertad de expresión y su sustitución por un sistema de medios, en el cual, los que fueron en un pasado reciente prensa y medios radioléctricos libres e independientes, son hoy instrumentos controlados, tarifados y autocensurados por las compras, interferencias o amenazas del régimen.
Y a todo eso, hay sectores, instituciones e individualidades que piensan se le puede poner fin a través del diálogo, y la verdad es que, sería muy deseable que así fuera, pero en Venezuela, diálogo y permanencia del régimen, son sinónimos.
Otros muy interesados en que los diálogos se convoquen, son los gobiernos de los últimos 18 años, el de Chávez primero y el de Maduro después, y ya todos conocemos que son diálogos para no resolver nada, para que todo siga igual, pero en la perspectiva de que, una de las partes desaparezca y la otra, al final, quede dueña del terreno, como se dice en el béisbol o en el fútbol, creo.
Y habló del chavismo, que primero fue chavismo y ahora es madurismo, pero que, en lo que se refiere a dialogar, se olvidan del mismo cuando están fuertes, y lo recuerdan, y hasta lo sacralizan, cuando están débiles y a punto naufragar.
El madurismo culminó el 2015, y entró al 2016, en la segunda gran crisis de su breve historia (la primera fue en los primeros cinco meses del 2014), puesto que el 6D, la oposición se hizo con la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional y empezó a gobernar para que, antes de fin de año, Maduro y su catastrófico gobierno dictatorial y socialista, fueran desalojados de Miraflores y del país.
Y ha estado a punto de lograrlo, sino fuera porque Maduro, cual dictador bananero de comiquita, ha comprado a punto de corruptelas a buena parte de la oficialidad de la FAN, se ha rodeado de colectivos paramilitares y de tropas de ocupación cubana que usa como mercenarios.
Pero así y todo, el pueblo con la MUD a la cabeza, ha seguido presionando y con la realización del Referendo Revocatorio como bandera, de septiembre a octubre, ha avanzado hasta lanzar a Maduro a defenderse con un diálogo desesperado.
Anotemos que, no le ha resultado fácil imponer esta vez la añagaza, que, en un primer esfuerzo, intermediado por los expresidentes de España, Rodríguez Zapatero, Leonel…
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