Los recientes enfrentamientos en el estado de Apure entre grupos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ejército venezolano han llamado la atención internacional sobre la volátil situación y las cambiantes alianzas a lo largo de la conflictiva frontera de 2.200 kilómetros entre ambos países.
Los brotes de violencia han sido durante mucho tiempo la norma, pero los últimos años han marcado una peligrosa escalada, arrastrando a nuevos grupos rebeldes y criminales, así como a las fuerzas militares. El cierre de la frontera durante más de un año debido a la pandemia ha empeorado la situación al aumentar los incentivos para el contrabando de bienes y personas a través de los cruces ilegales.
Fuente: Crisis Group