Resumen: Venezuela, una nación antaño próspera, se encuentra ahora atrapada en las garras de una realidad inquietante: la ausencia de estadísticas oficiales. Esta carencia, legado del régimen dictatorial, paraliza la capacidad de la nación para planificar un futuro mejor. La persistente negativa del gobierno a reconocer y abordar este problema está provocando un creciente sentimiento de frustración y desesperación entre la población.
Durante una década, el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (INE) ha permanecido en un estado de inercia, privando a la nación de datos vitales. Una visita a su sitio web revela hoy una cáscara vacía, desprovista de cualquier contenido significativo. Desde el último censo realizado en 2011 hasta hoy, hay una alarmante ausencia de estadísticas actualizadas. El INE, antaño responsable de elaborar estadísticas oficiales para orientar la planificación nacional, guarda silencio sobre la actual crisis demográfica. En marcado contraste, la realidad es que más de 7 millones de venezolanos han abandonado su patria, un hecho ignorado por el organismo oficial de estadísticas.
Además, la compañía petrolera estatal, Petróleos de Venezuela, no es más accesible. El sitio web de la empresa no responde, lo que deja al público a oscuras sobre el estado actual de la producción de petróleo, un pilar crucial de la frágil economía venezolana. Del mismo modo, el Ministerio de Petróleo no ofrece tregua, y su sitio web carece igualmente de datos significativos.
Un apagón informativo similar se observa en otros sectores. Las estadísticas de criminalidad para el año 2022 no se encuentran en ninguna parte de la página web del Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Esta ausencia de transparencia se extiende al Ministerio de Salud, sin acceso a indicadores vitales de salud, informes hospitalarios o datos de enfermedades. La búsqueda del histórico Boletín Epidemiológico, documento que antaño daba cuenta del estado de la salud pública, no arroja ningún resultado.
La educación, otro sector clave, también se enfrenta a un apagón similar. El sitio web del Ministerio de Educación es inaccesible, lo que agrava aún más el vacío de información. El Ministerio de Economía, Hacienda y Comercio Exterior también se queda corto, ya que las últimas estadísticas fiscales disponibles se remontan a 2009.
Esta opacidad sistémica, plagada de contenidos obsoletos, medias verdades y propaganda, no es mera coincidencia. Más bien, se trata de una estrategia deliberada destinada a oscurecer las realidades de una nación destrozada por las imprudentes políticas del régimen de Chávez y Maduro.
Actualmente, la principal fuente de datos sobre las realidades de Venezuela es una red de organizaciones no gubernamentales, universidades y organismos internacionales. Esta situación revela una verdad inquietante: Venezuela se ha convertido en un Estado sin estadísticas oficiales.
Esta falta de datos paraliza la capacidad de Venezuela para planificar eficazmente y evaluar la eficacia de las políticas. Las tendencias depredadoras y la incompetencia del gobierno han conducido a un desprecio por la transparencia, la información y los datos. La ausencia de estadísticas oficiales es un movimiento calculado para mantener el poder y continuar con el saqueo sistemático de los recursos de la nación mientras se pisotean los derechos humanos. Esta oscuridad intencional y la desinformación sólo sirven para profundizar la fragilidad social y política de la sociedad venezolana.
Conclusión: Para que Venezuela se libere de este círculo vicioso, debe levantarse contra la implacable marea de corrupción, violaciones de los derechos humanos y explotación de los recursos. Sólo entonces podrá restablecer la transparencia, la rendición de cuentas y, sobre todo, la esperanza entre su pueblo. Una nación sin estadísticas es una nación perdida. Pero una nación unida en su propósito puede volver a encontrar su camino.
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