La verdadera intención detrás de la lucha contra la corrupción en Venezuela.

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En un intento por consolidar su poder y eliminar a cualquier oposición dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el régimen de Nicolás Maduro ha lanzado una campaña de persecución contra un sector del chavismo supuestamente vinculado a la corrupción.

La ofensiva comenzó hace un mes, cuando el régimen anunció la detención de varios altos cargos del Estado acusados de formar parte de una amplia red de corrupción que habría dejado un desfalco de casi 3.000 millones de euros en la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y que estaría relacionada con el mundo de las criptomonedas.

Entre los detenidos se encuentran figuras como Joselit Ramírez, superintendente nacional de criptoactivos de Venezuela, o Hugbel Roa, exministro y exdiputado.

Sin embargo, según algunos analistas, la verdadera intención de Maduro es purgar a un sector del chavismo que estaría alineado con una figura emergente dentro del partido: el exvicepresidente del país y exministro de Petróleo, Tareck El Aissami.

El Aissami, un hombre de 48 años de origen sirio-libanés con importantes vínculos con el mundo islámico, fue apoyado por Maduro durante su primer mandato como una figura joven y prometedora dentro del PSUV, a la que se le otorgaron importantes responsabilidades en la dirección de la revolución bolivariana.

Sin embargo, a medida que Maduro se ha ido consolidando en el poder, El Aissami se habría convertido en una amenaza para sus planes de perpetuarse en el cargo.

En las últimas semanas, el régimen ha llevado a cabo varias operaciones contra supuestos corruptos del chavismo, que han sido presentados en televisión con ropa naranja y esposados en algunos casos.

Hasta el momento, se han detenido a más de 50 personas, muchas de las cuales estarían relacionadas con El Aissami.

A pesar de que el régimen ha presentado estas detenciones como parte de una lucha contra la corrupción, algunos se preguntan si la verdadera intención de Maduro es eliminar a cualquier posible rival dentro del partido.

Además, el paradero de El Aissami sigue siendo desconocido, lo que ha generado rumores sobre su posible implicación en los delitos investigados y su intención de huir del país.

En definitiva, lo que comenzó como una operación contra la corrupción podría acabar siendo una maniobra política para consolidar el poder de Maduro y eliminar a cualquier posible rival dentro del chavismo.