Hace un mes, con sus armas y sus botas de caucho, llegaron los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) a la comunidad indígena Platanillal, situada a 45 minutos de la redoma del aeropuerto de Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas. Hablaron con los Jivi para decirles que ocuparían provisionalmente la zona que está donde los indígenas tienen sus conucos, a unos 20 minutos caminando del caserío Platanillal. A menos de un kilómetro del caserío está el comando de los rurales de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). “A veces ellos (los miembros del ELN) nos traen comida y combustible”, le dijo a Infobae un guardia nacional.
Los Jivi son 35 familias, cerca de 200 personas, que viven unos en casa de concreto y otros en chozas. Se sintieron amenazados por la exigencia del comandante Ismael del ELN para que asistieran a una reunión con él; ahí les dijo que solicitaba su permiso para instalarse en las cercanías del caserío. Los indígenas respondieron que eso no era posible porque esa es zona de trabajar la tierra para su sustento. El guerrillero les dijo: “No se preocupen, aquí van a salir ganando, porque quienes trabajen con nosotros, recibirán más que lo que les da la tierra”.
Alias Ismael sustituyó al anterior comandante del ELN, que tenía ascendencia en la zona, desde que Luis Felipe Ortega Bernal alias Garganta cayó preso, cuando su grupo asesinó a tres militares de la Guardia Nacional en Amazonas; al salir de la cárcel militar de Ramo Verde, alias Garganta no regresó a Amazonas, sino que se instaló en el estado Apure, desde donde dirige acciones contra las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Se han instalado en varios sitios, porque también lo hicieron al frente del río por ambos lados. “Están detrás del río y también cruzando la carretera, es decir, al frente del comando de la GNB y al frente de la comunidad indígena, donde hay conucos y pasa un caño. Los cambuches ya no están muy visibles; los guerrilleros se han desplazado más adentro”, dijo en conversación con Infobae una mujer que transporta alimentos y bebidas en la zona, y que se identifica solo como Ana.
Con cualquier persona que se hable en la zona sabe que hay un enfrentamiento entre el ELN y las disidencias de las FARC. “La diferencia está en que el ELN está respaldado por los militares venezolanos, quienes no dicen nada cuando ellos se les instalan a unos metros de su comando”.
Lo más peligroso para los indígenas es que quedan en medio del conflicto de las organizaciones guerrilleras. “¿Que si lo conozco? Claro que conozco a ese Ismael, es de mediana estatura, creo que tiene cerca de 40 años, es blanco y usa barba. Él se ha ocupado de que todos sepan por aquí quién es él”, concluye Ana.
Con permiso o sin él
No hubo consenso con la comunidad, porque la gran mayoría de los indígenas no estuvo de acuerdo, pero un par de días después los guerrilleros llegaron en vehículos a los conucos, pero no entraron al caserío. Las amenazas llegaron rápidamente, los indígenas no querían salir de sus casas y mucho menos ir a los conucos.
Pasaron un par de días y los elenos estaban instalados con sus cambuches, unos 30 en total. Enviaron a dos jóvenes armados a Platanillal, quienes uniformados y con fusil en mano, dijeron que “el patrón” quería que la comunidad fuera a la reunión. “Ustedes saben dónde estamos”, dijeron antes de marcharse.
Fuente: Infobae