En condiciones insalubres y por un salario que apenas alcanza para vivir, venezolanos como Henry Alviárez, para alimentar a su familia no han tenido otra alternativa que echar el pico en las minas artesanales de carbón de Lobatera, un asentamiento de los Andes venezolanos.
Este empleo, que encontró en el estado Táchira, ha sido como otros golpeado por la crisis.
“Nosotros entramos a hacerle el mercado a los niños y comer”, asegura Alviárez, para quien su única preocupación es “trabajar, trabajar y trabajar”.
Bajo un calor sofocante, donde el túnel representa el único refugio para protegerse del calor, la minería ilegal en Venezuela se ha convertido en lo que los expertos califican como “esclavitud moderna”.
“Es una minería básicamente caótica, criminal, en manos de grupos armados, organizados en su mayoría y que no tienen ningún cuidado. No les importa para nada los derechos humanos de las personas, no les importa la salud de las personas, no les importa las condiciones de trabajo de las personas. Entonces estamos viendo condiciones infrahumana, de esclavitud moderna, abusos de derechos humanos en todos los sentidos”, expuso Cristina Burelli, Fundadora de SOS Orinoco.
Fuente: Voz de América