Con la excusa de fortalecer al bolívar, el chavismo dificulta aún más las transacciones en dólares

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No es una sorpresa que la economía de Venezuela sea frágil. Desde 2017, el país se enfrenta a una hiperinflación tan fuerte que, para 2019, cada 12 días se registraba un aumento de casi el 100% en los precios. A raíz de ella, la moneda oficial lleva perdidos 14 ceros desde 2007, cuando estaba en el poder Hugo Chávez. Pese a que en 2021 el régimen de Nicolás Maduro anunció que la hiper había llegado a su fin, lejos está de haber solucionado el problema de fondo.

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, en marzo la inflación fue de 10,5% -8,8% por encima de la de febrero- y suma un acumulado interanual del 251 por ciento. Asimismo, el último reporte del centro Cendas-FVM mostró que la canasta básica alimentaria en febrero se ubicó en 455 dólares, es decir, 61% más que un año atrás.

Entre las causas de esta suba, el OVF menciona la implementación de un nuevo impuesto que habría creado un efecto de expectativas crecientes sobre el nivel de precios: se trata del Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF).

Maduro está en la búsqueda de reflotar la moneda nacional -el bolívar- y tras la derogación de la Ley de Ilícitos Cambiarios, que legalizó en 2018 el uso del dólar, el Ejecutivo venezolano puso en marcha un plan que, tal como lo había anticipado la vicepresidenta Delcy Rodríguez en diciembre, buscará que “2022 sea el año de recuperación definitiva del bolívar como moneda nacional”.

Fuente: Infobae