El pueblo cubano se está levantando contra el régimen comunista de su nación en las mayores protestas desde la revolución de 1959. ¿Qué va a hacer el presidente Biden al respecto?
En su reciente viaje a Europa, Biden anunció que Estados Unidos estaba de vuelta y listo para liderar a Occidente en la lucha entre las democracias y las autocracias del mundo. Pues bien, esta es su oportunidad. El régimen cubano es una de las dictaduras totalitarias más duraderas del mundo, pero por primera vez se enfrenta a una confluencia de acontecimientos sin precedentes que podría conducir finalmente a su desaparición.
En primer lugar, Cuba se enfrenta a la peor crisis económica en décadas. La economía cubana se contrajo un 11% el año pasado, ya que la pandemia provocó el colapso de la industria del turismo (una de las principales fuentes de divisas del régimen). Durante la Guerra Fría, el régimen sobrevivió gracias a las enormes subvenciones de la Unión Soviética. Cuando la URSS se derrumbó, el régimen recurrió a su aliado socialista, rico en petróleo, Venezuela, para obtener apoyo económico, incluido el combustible subvencionado. Pero ahora que Venezuela ha implosionado, es cada vez más incapaz de rescatar al régimen cubano. Así que, por primera vez, el régimen no tiene a quién recurrir para obtener divisas que lo mantengan a flote.
En segundo lugar, el régimen ha enfurecido a sus ciudadanos al utilizar la pandemia como una oportunidad para ganar dinero. Hoy, los cubanos no sólo están sufriendo los peores apagones, escasez de alimentos y cortes de gas en décadas, sino que también están muriendo por la peor pandemia en un siglo. Pero en lugar de utilizar su cacareado sistema sanitario para salvar sus vidas, el régimen está enviando a decenas de miles de los mejores médicos del país al extranjero para aspirar divisas tratando a pacientes covídicos en otros países. Cada año, los gobiernos extranjeros pagan al régimen miles de millones por los trabajadores sanitarios cubanos, la gran mayoría de los cuales se los embolsa el régimen. Según el Departamento de Estado, Cuba ha «capitalizado la pandemia aumentando el número y el tamaño de las misiones médicas». En otras palabras, en el momento en que los cubanos más necesitan médicos, el régimen los está enviando a tierras extranjeras – porque le importa más la moneda fuerte que el sufrimiento humano.
En tercer lugar, más cubanos que nunca son conscientes de los abusos del régimen gracias a la llegada de las redes sociales. Los cubanos obtuvieron el servicio de telefonía móvil 3G en 2019, dando a millones de personas acceso a Internet por primera vez. No solo los disidentes pueden ahora utilizar aplicaciones de mensajería encriptada como Signal, Telegram y WhatsApp para comunicarse, los medios sociales también han facilitado los levantamientos espontáneos de los cubanos de a pie. Muchos cubanos se enteraron de las protestas a través de vídeos publicados en Twitter y Facebook, y se apresuraron a unirse a ellas. Utilizaron sus teléfonos móviles para tomar imágenes que se extendieron por toda Cuba, provocando protestas en otras ciudades. Como resultado, miles de cubanos que nunca habían participado en actividades disidentes se involucraron. El New York Times informa de que cuando un veterano disidente, Guillermo Fariñas, fue detenido tras las protestas del domingo, «no podía creer lo que veían sus ojos cuando la comisaría… se llenó de caras desconocidas, muchas de ellas adolescentes».
Las redes sociales también han puesto de manifiesto la brutalidad del régimen. En su día, la seguridad del Estado acorraló a los disidentes en secreto. Pero el martes por la mañana, cuando los matones del régimen detuvieron a la popular YouTuber cubana Dina Stars, su arresto fue transmitido en directo por la televisión. El vídeo ha dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales. Los cubanos han utilizado los vídeos de sus teléfonos móviles para grabar y difundir imágenes de manifestantes golpeados y detenidos en toda la isla, lo que ha llevado al régimen a restringir el servicio de telefonía móvil en toda la isla.
Esta confluencia de angustia económica, ira popular y conciencia social ha creado un momento de oportunidad. ¿Aprovechará Biden este momento para apoyar el movimiento por la libertad? El lunes emitió una declaración contundente, en la que afirmaba: «Estamos con el pueblo cubano y su clamor por la libertad y el alivio… de las décadas de represión y sufrimiento económico al que han sido sometidos por el régimen autoritario de Cuba». Es un buen comienzo, pero una declaración escrita no es suficiente. Biden debería ir a Miami y pronunciar un discurso declarando la solidaridad de Estados Unidos con el pueblo cubano y exponiendo una estrategia para reunir a las democracias del mundo para ayudarles. Esto redunda tanto en el interés de Estados Unidos como en el interés político de Biden. El régimen cubano ha sobrevivido a una docena de presidentes estadounidenses. Si Biden se pone del lado del pueblo cubano y el régimen cae durante su mandato, será un héroe para muchos en la comunidad cubanoamericana de Florida.
Lo único que no debería hacer es suavizar el embargo, lo que supondría lanzar un salvavidas a una dictadura que se ahoga. Los apologistas del régimen siempre culpan al embargo de los males de Cuba, pero no hay embargo en Venezuela, que también es un caso perdido socialista. La economía estatal cubana es tan ineficiente que incluso hay escasez de fruta. «¿Cómo puede una isla quedarse sin fruta tropical?», se pregunta Roger Noriega, ex embajador de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos. El problema de Cuba no es el embargo, es el comunismo. No debemos permitir que las empresas estadounidenses sustituyan a Venezuela como fuente de divisas para el mantenimiento del régimen cubano. Estados Unidos debe mantener el embargo y apoyar al pueblo cubano en su exigencia de libertad.
Fuente: Washington Post