¿La aceptación de Venezuela de la ayuda del Programa Mundial de Alimentos y otras medidas indica flexibilidad política y una nueva voluntad de negociar?
El régimen está desesperado por el alivio de las sanciones y está investigando si la Administración Biden cambiará la política de Estados Unidos. Y sin duda, Washington preferiría ver una resolución a que la crisis se pudriera a pesar de la aplicación de la «máxima presión». Parece que se ha abierto una ventana de oportunidad para discutir un camino hacia elecciones libres y justas, la reconciliación nacional y la restauración humanitaria.
El pueblo de Venezuela ha sufrido bastante, y es natural y apropiado que los observadores quieran aprovechar cualquier oportunidad para poner fin al peor desastre humanitario del hemisferio de la era moderna. Existe una comprensible tentación de proseguir y ampliar las acciones anunciadas por Caracas.
Pero el principal impulsor del comportamiento del régimen sigue siendo la acumulación y el ejercicio del poder. Las dictaduras en problemas suelen ofrecer concesiones simbólicas limitadas para ganar tiempo y ayuda. Para adormecer a la comunidad internacional, hacen lo que necesitan tácticamente incluso cuando persiguen un objetivo estratégico más amplio: su propia longevidad.
Desde este punto de vista, la aceptación de la ayuda alimentaria parece diferente, no como flexibilidad del régimen, sino como inflexibilidad. Es un hecho asombroso, sin duda, que las personas que viven en la nación con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo necesiten esa asistencia en primer lugar. Mientras tanto, el líder de facto Nicolás Maduro está feliz de atribuirse el mérito de este gran gesto con la comunidad internacional, aunque, después de destruir su propio sector agrícola y la economía en general, simplemente le permite pasar el proyecto de ley para alimentar al pueblo venezolano a otros. Hay pocas razones para leer en este desarrollo su deseo de negociar cualquier cosa, y ciertamente no su propia partida.
Otras acciones promocionadas como señales importantes incluyen el traslado a arresto domiciliario del llamado Citgo 6 y la reformulación de la comisión electoral nacional de cinco miembros (CNE) para incluir dos nuevos miembros provenientes de la oposición. Como el Citgo 6 nunca debería haber sido encarcelado, su confinamiento continuo, aunque en condiciones menos terribles, no es una concesión particular.
Fuente: Univision