Al principio, Venezuela fue la principal relación de China en las Américas, durante la política expansiva de Hugo Chávez. Ambos gobiernos avanzaban en sus agendas de política exterior multipolar, pero fue Chávez quien abrió la conducta. Hubo muchas visitas de alto nivel de ambos lados; Chávez visitó Beijing seis veces, más que cualquier otro jefe de Estado contemporáneo. La afinidad petrolera e ideológica podría haber sido la chispa de esa amistad , pero el interés de China iba más allá de eso: Venezuela estaba vendiendo un punto de entrada a una región integrada y China necesitaba acceso a las Américas.
Ahora, lo que tenemos es una relación que está en muy mal estado. Venezuela desapareció de los titulares de los medios chinos. No se ha donado ni una sola dosis de una vacuna china a Venezuela. Eso dice mucho. La deuda venezolana viene aumentando desde hace años y desde el punto de vista económico este ha sido un fracaso monumental. No veo que China le dé más préstamos a Venezuela, por esa razón. Geoestratégicamente, Venezuela es actualmente un obstáculo para la relación entre China y otros países latinoamericanos: si la gente asocia a China con la crisis venezolana, eso afecta la imagen de Beijing.
Tratar con China es un desafío: si las relaciones se dan con la misma opacidad del caso venezolano, los indicadores democráticos sufrirán. El caso China-Venezuela deja varias lecciones para la región, especialmente sobre cómo no hacer las cosas, cómo no tratar con China. Esta debería ser una advertencia para América Latina, donde China es el segundo socio comercial.
China necesita aliados en América Latina y por eso usó a Venezuela. Su objetivo es contrarrestar la influencia estadounidense en la región, un interés geopolítico. Lo mismo ocurre con Rusia. China se convirtió en el segundo socio comercial de Colombia y necesita acceso a los países del Pacífico sudamericano para importar materias primas y exportar productos terminados.
Ahora, estamos viendo un replanteamiento de las relaciones China-Venezuela, que afectará las relaciones China-Colombia. Los chinos están aprovechando la necesidad de vacunas e inversión extranjera de la región para aliviar el impacto de la pandemia. Hay, entre nosotros, círculos que ven con buenos ojos una relación más cercana con China en América Latina: la vieja izquierda y algunos empresarios. Colombia recibió más de 2.5 millones de dosis de Sinovac, la vacuna que lidera la vacunación en ese país, y que también se distribuye masivamente en México.
Sabemos de empresas chinas que se mudan al departamento colombiano de Norte de Santander, en la frontera con Venezuela. Uno se pregunta, ¿quién está ayudando a sobrevivir al régimen venezolano? Porque Maduro también está cambiando el enfoque hacia China. ¿Qué actores lo están ayudando más?
La afinidad petrolera e ideológica podría haber sido la chispa de esa amistad , pero el interés de China iba más allá de eso: Venezuela estaba vendiendo un punto de entrada a una región integrada y China necesitaba acceso a las Américas.
China es el actor extranjero con mayor participación en el Arco Minero . Aunque un decreto de Maduro designó a la región como zona militar especial y opacidad institucionalizada, sabemos que el oro se extrae ilegalmente, con la ayuda de actores irregulares, y llega a China. Ignoramos los términos de esta actividad. China está interesada en esa opacidad, en parte por razones financieras relacionadas con la protección de sus reservas de oro.
Hemos estado trabajando en la Fundación para obtener la mayor cantidad de información posible , pero es información de segunda mano. Sin embargo, ha sido suficiente para tener una idea del gran impacto que está teniendo la actividad minera con participación china en la deforestación y contaminación del agua, incluso en áreas protegidas como Canaima. Sabemos de la cooperación entre empresas chinas y grupos irregulares en el Arco. Las guerrillas o similares guardan minerales en su camino hacia Colombia y otros puntos de exportación. En ese circuito, las empresas chinas están presentes pero escondidas detrás de otros nombres.
El propósito de nuestro estudio es promover mejores políticas de inversión en el sector minero y la defensa de la transparencia. Ni la Organización Mundial del Comercio ni la ONU han hecho nada sobre la extracción ilegal de oro en Venezuela.
El presidente Xi Jinping dijo que la Ruta de la Seda comenzó en Venezuela. El suministro seguro de energía para China, que incluye el petróleo venezolano, continuará. Los acuerdos de cooperación científica con China solo trajeron una fuga de cerebros para Venezuela, porque los investigadores invitados a China terminaron mudándose allí, y la inversión china en ciencia y tecnología solo ocurrió en las áreas de estricto interés para ellos.
En cuanto a la economía, la relación con China ha sido positiva en países como Bolivia durante los gobiernos de Evo Morales. No fue el caso de Venezuela. El interés chino en Venezuela es geopolítico: no hay retornos de inversión, además de geopolítica. Miles de millones de dólares solo han servido para convertir a Venezuela en una cabeza de playa para la región. Para la población venezolana, no existen ventajas a ningún nivel. Durante la pandemia, hemos visto cómo Venezuela ha sido utilizada como campo base para la «diplomacia de la máscara», con China aumentando su influencia donando suministros médicos, compitiendo con la influencia estadounidense.
Al sistematizar esta información, estamos haciendo un servicio a la nación (al revelar los datos económicos de la relación con China, por ejemplo). Ni China ni Venezuela informan los montos de inversión ni el destino de los fondos. Necesitamos profundizar en la investigación académica y periodística, pero informar esto es como el periodismo de guerra: debes lidiar con la opacidad y la censura, incluso arriesgando tu vida. La ONG Sin Mordaza informó que dos periodistas fueron asesinados por paramilitares en 2020 y las fuerzas del régimen una vez detuvieron y amenazaron a un periodista que habíamos enviado a la zona de extracción de carbón.
Fuene: Caracas Chronicle