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El periodista Pedro Cuartilla, oyendo su emisora predilecta Mundial Margarita (1020AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve) y observando toda la belleza que ha pintado en el paisaje la regadera natural del cielo que en los últimos día ha visitado la isla frecuentemente, se decidió a revisar en su celular el grupo de Whatsapp: «Amigos de la Isla de Coche», y encontró este texto de Germán Espinoza, nativo del estado Yaracuy:
«El 28 de Noviembre de 1991, en Tarabana- Cabudare, Estado Lara cae asesinado Héctor Guzmán, del Decanato de Agronomía de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA) en la lucha por el comedor universitario. Esta es una muestra del carácter represivo de la democracia Puntofijista y de la continuidad de la nefasta política del dispare primero y averigüe después, implementada desde el principio de los años 60 del siglo pasado por el presidente adeco Rómulo Betancourt…
Amigo y Compañero de Batalla… Héctor fue un hermano… Recuerdo ese día como si fuera ayer… Hoy traigo a mi memoria esos momentos de represión y exclusión social…
Yo ingresé a la (UCLA) en el año 89, Héctor en Agronomía y yo en mi Informática, pero con los mismos Ideales, soñamos con ser ingenieros con una conciencia diferente, comentábamos y nos reíamos. Justamente en el 90 mudaron Agronomía a Tarabana.
Ese 28 de noviembre, no lo pude acompañar, eso nunca me lo he perdonado, tal vez estuviéramos muertos ambos, o estaríamos recordando esos momentos de lucha, pero Dios sabe que siempre estuve con él y con nuestras luchas sociales y transformadoras, pero es la Voluntad de Dios la que prevalece…
Héctor «Tiquito» Guzmán, quien un día salió de su Tacarigua natal (Margarita) buscando coronar sus sueños de ser Ingeniero Agrónomo, y consiguió la muerte a manos de criminales impíos, defensores de un régimen de terror, que no aceptaba protestas estudiantiles. Honor y gloria a este mártir margariteño y a las luchas estudiantiles revolucionarias…»
El Periodista Pedro Cuartilla, al leer esto y porque fue amigo personal de Héctor «Tiquito» Guzmán, no pudo evitar que dos gotas saladas brotaran de sus ojos, al recordar aquel muchacho de su pueblo, tan humilde y tan buena gente.
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