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Son las 6:00 de la mañana y TVFANB comienza su transmisión diaria. De inmediato, lo primero que aparece es la figura de Hugo Chávez: “Bolívar, el padre Bolívar. Lo hemos visto a Bolívar. Y un poco le pregunté en silencio, orando, aquella pregunta de Neruda: Padre, ¿eres tú? Y me respondió el mismo Neruda desde el corazón: ‘Sí, soy yo, pero despierto cada 100 años, cuando despierta el pueblo”. La frase del presidente fallecido, que se va escribiendo en la pantalla mientras la pronuncia, sirve de introducción al himno nacional, que es cantado por el mismo Chávez mientras de fondo se ven imágenes de su vida.
Finalizado el canto patrio, se pasa al toque de diana. Se muestran tomas de las academias militares de los componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y sus bandas marciales interpretan la tonada empleada para despertar a la tropa. Se intercalan entonces imágenes de soldados, dormidos primero y luego levantándose. En fila caminan a los baños, armados con cepillos de dientes y toallas. Se lavan la boca, los hombres se afeitan. Al terminar, van a los vestuarios y se ponen sus uniformes. El toque solo termina cuando todos están listos para la acción, al igual que TVFANB, que minutos después empieza a transmitir su informativo matutino.
El canal de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, creado a finales de 2013, es uno de los nuevos engranajes de la creciente maquinaria mediática del chavismo, que se ha convertido en una de las bases de la hegemonía comunicacional que se instaura en Venezuela y que, según académicos y dirigentes opositores, pone en riesgo la democracia del país.
En 2014 el Estado venezolano administró directamente al menos 37 medios de comunicación: 10 canales de televisión, 17 publicaciones impresas, 8 emisoras de radio y 2 sitios web de contenido exclusivo en Internet. Según cifras oficiales de presupuestos y memoria y cuenta, entre todos manejaron 5,37 millardos de bolívares, cifra superior al presupuesto 2015 de 13 ministerios, más que el situado constitucional de 17 estados y cualquiera de los 335 municipios del país y una cantidad mayor que el presupuesto de este año de la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y la Defensoría del Pueblo juntos.
Si a esa maquinaria se le suman los medios comunitarios, entre los que hay periódicos, canales de televisión y emisoras de radio, son más de 600 espacios al servicio del Estado, calcula el presidente del Colegio Nacional de Periodista, Tinedo Guía. El costo total de mantenimiento es imposible de precisar debido a la poca transparencia en el manejo de los recursos públicos. Todo esto hace que Venezuela tenga muy poco que celebrar hoy, cuando se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
“Están tratando de inundar el espacio mediático”, advierte el diputado opositor Biagio Pilieri, miembro de la Comisión de Medios de la Asamblea Nacional. “La audiencia que tienen es muy baja, pero intentan arreglar ese problema aumentando la cantidad de medios que controlan”, señala.
Un directivo de un medio oficial de cobertura nacional, que declaró en condición de anonimato, lo expresa de otra manera: “Estos son aparatos ideológicos de dominación. En medio de una guerra mediática como en la que estamos, hay que tener armas para poder luchar. Por eso es necesario invertir en medios”.
El despertar hegemónico
El 11 de junio de 2012 Hugo Chávez inscribió su cuarta candidatura presidencial. Cuando lo hizo presentó como propuesta programática el Plan de la Patria, proyecto que en su página 11 mostraba el siguiente objetivo: “Seguir construyendo la hegemonía comunicacional para que en Venezuela se escuchen todas las voces”.
Tras la muerte de Chávez la propuesta fue discutida en la Asamblea Nacional con Nicolás Maduro como presidente de la República y se cambió la redacción del objetivo. “Seguir construyendo la soberanía y democratización comunicacional” fue como quedó registrado en el Segundo Plan Socialista, aprobado el 28 de septiembre de 2013. Sin embargo, la variación parece haberse limitado a las palabras. En la acción, el gobierno de Maduro sí ha avanzado en consolidar una hegemonía que empezó a nacer desde que Chávez estaba en el poder.
En 1998 había en Venezuela 89 periódicos, todos bajo control privado, y 25 canales de televisión, 23 independientes y 2 manejados por el Estado, señala un artículo titulado The Authoritarian Resurgence: Autocratic Legalism in Venezuela, publicado en abril de este año en la revista académica Journal of Democracy por Javier Corrales, PhD de la Universidad de Harvard y profesor de Ciencias Políticas en Amherst College, Estados Unidos.
Luego de 16 años del chavismo en el poder, la situación ha cambiado radicalmente. El número de medios aumentó y también el porcentaje de los controlados por el gobierno. Han aparecido algunos muy influenciados por el Estado, como los medios comunitarios y los comprados por empresarios cercanos al oficialismo.
Hoy existen 117 periódicos no comunitarios, de los cuales 47% puede considerarse independiente; 17,1% privados, pero inclinados hacia el PSUV; 14,5% son propiedad del Estado, y del 21,4% restante no fue posible definir una tendencia clara debido a que son publicaciones del interior del país y sin sitios web.
En lo que respecta a los canales de televisión, hay 107: 46,7% son privados, 16,8% públicos y 36,5% comunitarios. Corrales considera que el cambio en los medios refleja una disminución de la libertad de expresión y la democracia.
“Primero, es una reducción del pluralismo informático. Segundo, hay que pensar en el modo en que esto se ha provocado: por el abuso de la ley, ya que se le han impuesto multas y restricciones a la prensa privada y se le ha negado acceso a divisas para adquirir papel. Tercero, medios que han desaparecido han sido reemplazados por unos del Estado que están completamente parcializados”, expresa el académico.
En el chavismo ven la situación diferente y sostienen que no es negativo para la sociedad que el Estado controle cada vez más medios de comunicación. “En la mayor parte de Europa los canales más grandes son públicos. En Venezuela fueron desapareciendo algunos privados debido a su propia culpa, porque sus dueños no invertían en ellos. Eso no es responsabilidad del chavismo”, opina Esteban Trapiello, director de TeleAragua, canal financiado por la gobernación de ese estado y que tras la llegada de Tareck el Aissami a ese despacho a principios de 2013 experimentó una transformación para ganar mayor rating, con transmisión de partidos de fútbol y de otros deportes en su programación.
El problema para el periodismo independiente es que muchos medios públicos no dan cabida a tendencias políticas adversas al chavismo. TVFANB y VTV son un ejemplo claro. Un estudio de la programación del primero, realizado el 15 de abril entre 6:00 de la mañana y 12:00 de la noche, reveló que solo en un programa se mencionó a la oposición y fue para criticarla.
En el segundo, analizado en el mismo horario pero el 14 de abril, hablaron de la dirigencia opositora 11 veces, aunque siempre para asociarla a eventos violentos como algunas de las protestas del año pasado y los sucesos del 11 de abril de 2002.
Impulso de Maduro
TeleAragua no es el único que se ha fortalecido después del año en que Maduro llegó a Miraflores, etapa en la que el chavismo ha invertido más dinero en canales, periódicos y radios. En 2014 los recursos que manejaron los medios públicos de los cuales se tiene información fueron 72% mayores que los de 2013. Esto se debe también a la creación de medios como TVFANB, ZUM TV (canal para jóvenes) y periódicos regionales. De los 36 que se financiaron el año pasado, al menos 14 no existían antes de que muriera Chávez.
TVFANB, por ejemplo, recibió 91.187.721 bolívares para empezar a funcionar. Buena parte de esos recursos fueron entregados por el Ejecutivo en divisas por medio de una transferencia de 5.902.813 dólares para adquisición de equipos y una unidad móvil de producción, refiere la memoria y cuenta del Ministerio de la Defensa. El canal tiene su sede en uno de los edificios del Instituto de Estudios Avanzados, cerca de la Universidad Simón Bolívar.
El directivo oficialista que prefirió declarar en condición de anonimato asegura que el gobierno se dio cuenta de que había estados donde no contaba con medios, sobre todo impresos. “En Anzoátegui, Táchira o Margarita la oposición controlaba los periódicos, se necesitaban espacios para tener mayor presencia informativa y propagandística”, explica.
En lo que respecta a la cobertura nacional, agrega que se trabaja con el objetivo de posicionar la imagen del presidente: “A Maduro le pasa con Chávez como a los escritores colombianos con Gabriel García Márquez, que no escriben porque piensan que es muy grande y no lo pueden superar. Por eso hay que apoyarlo mucho con los medios. La idea es que el pueblo identifique el liderazgo de los dos, pero que sepan que el que está mandando ahora es Maduro”.
Venezolana de Televisión persigue claramente esa meta. El estudio de su programación hecho el 14 de abril arrojó que 38,4% de los espacios publicitarios del canal estuvieron centrados en el jefe del Estado, que también fue el tema informativo más repetido durante todo el día.
Sin embargo, eso no significa que Chávez haya sido olvidado. Otros canales, como TVFANB, todavía le dan más importancia que a Maduro.
19,9% de los espacios publicitarios que presentó el canal en el estudio del 15 de abril estuvieron centrados en el presidente fallecido y su obra.
VTV es la más popular de las televisoras oficiales. En 2014 tuvo un promedio de 4,8% de share, el tercer canal de señal abierta con más audiencia en el país, aunque muy por debajo de los primeros dos. Los 6 principales espacios públicos acumularon un porcentaje de espectadores de 7,6%, 11,2 puntos menos que el 18,8% de Venevisión, según datos de AGB Nielsen.
Cerco a la prensa libre
El gobierno no se ha limitado a multiplicar las ventanas a través de las cuales transmite sus mensajes, también ha dificultado la existencia de espacios independientes. Esa es la otra base de la hegemonía comunicacional.
Gracias a la potestad que tiene para sancionar medios o revocar concesiones televisivas y radiales, lo que es posible por la Ley de Responsabilidad Social para Radio y Televisión y la de Telecomunicaciones, los canales y las emisoras privadas se están “autocensurando”, considera el diputado Pilieri.
El último ejemplo ocurrió el 23 de abril, cuando Conatel abrió un procedimiento administrativo al programa periodístico 100% Venezuela, transmitido a través de Televen, por considerar que su mensajes “ofenden a los venezolanos”.
“Es una medida de presión para que se acobarden los periodistas y no hagan el trabajo que tienen que hacer”, alerta Tinedo Guía.
Además, ahora se dificulta la actividad de los periódicos con el control de cambio como arma. A las publicaciones independientes no les aprueban las divisas necesarias para importar papel desde 2013. Según la ONG Reporteros sin Fronteras, en 2014 se vieron afectados por esta situación unos 40 diarios, la mayoría de los cuales tuvo que reducir su paginación. El CNP calcula que 13 rotativos han cerrado por este problema y otros 9 están en grave peligro.
Como solución, el Estado centralizó la importación de papel en la Corporación Editorial Alfredo Maneiro, adscrita a la Secretaría del Despacho de la Presidencia. Hoy, 76,4% de los 55 periódicos considerados independientes se ven obligados a comprar sus insumos a este nuevo ente.
“La creación de un solo organismo para proveer papel es un mecanismo de presión y de autocensura a los editores”, afirma en una entrevista publicada por El Carabobeño el director de ese diario, Eduardo Alemán Pérez.
“El gobierno siempre ha considerado que cualquier prensa medianamente crítica de la revolución es una prensa traidora, oligárquica e inaceptable. Puesto que hay tanto que criticar, todo medio independiente tarde o temprano termina publicando o transmitiendo alguna noticia o reportaje crítico, con lo cual se vuelve objetable ante el gobierno. El chavismo pretende disminuir todos esos medios y por eso está en batalla constante con ellos”, manifiesta Corrales.
Por el contrario, los medios públicos impresos no afrontan problemas de papel y a los audiovisuales no les aplican la ley con tanta rigurosidad. Un ejemplo evidente se pudo ver el 15 de abril en TVFANB. A pesar de que la Ley Resorte prohíbe la difusión de programación violenta en el horario todo usuario (entre 7:00 de la mañana y 7:00 de la noche), el canal transmite a las 4:30 pm el programa Entrenando al militar, en el cual se ve a la tropa disparar varios tipos de armamento.
El resultado es que los venezolanos ven socavado su derecho de producir y recibir información libre en los medios tradicionales. “Es una violación del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”, advierte Luis Carlos Díaz, coordinador del área de Comunicación y Redes del Centro Gumilla.
“Ahora existe la garantía de que determinadas noticias no saldrán en televisión, lo que cambia por completo los rituales de consumo informativo. En vez de recibir la información, los ciudadanos han tenido que convertirse en cazadores furtivos en busca de datos en todo tipo de redes y saltando de emisora en emisora. Quien no tiene tiempo libre para esta cacería, se queda sin informarse. Eso es grave porque se reduce la posibilidad de interpelar al poder”, lamenta Díaz.
El futuro electoral
El diputado Pirieli considera que la única forma de cambiar la situación es ganando el control de la Asamblea Nacional. “Desde allí se podría reformar la Ley Resorte para que no estimule la autocensura, a la vez que se puede controlar la cantidad de tiempo que el presidente llama a cadenas y el tipo de propaganda que el gobierno difunde gratuitamente en los medios”.
De igual manera, una victoria parlamentaria despojaría al chavismo del control de dos medios, el canal de la Asamblea Nacional y su emisora de radio. “Ese canal jamás ha tenido apertura con los diputados que no son del oficialismo, nos somete a un trato discriminatorio y lo usan como un órgano del partido de gobierno para difundir propaganda política e ideológica, eso tiene que cambiar”, comenta el parlamentario.
El Poder Legislativo recobraría entonces la facultad contralora y cuidaría los contenidos que transmiten los medios públicos para que no se transformen en un “arma” política.
La ley obliga a TVFANB a cerrar todos los días su programación diaria con la transmisión del himno a medianoche. El 15 de abril no lo hizo. Pasaban Con el mazo dando, el programa de Diosdado Cabello, y el presidente del Parlamento habló corrido hasta las 12:24. El canto patrio, nuevamente interpretado por Chávez, solo sonó luego de que el programa terminó. Ese es el tipo de cosas que una Asamblea Nacional de mayoría opositora podría controlar.
Libertad de prensa en caída libre
Desde 1998, la calificación de libertad de prensa de Venezuela ha empeorado 48 puntos y se ubica actualmente en 81 en el estudio que hace la ONG Freedom House. Esta es la segunda peor nota de América Latina, sólo por delante de Cuba, que obtuvo 91.
Anualmente, la organización estudia la situación de la libertad de prensa en 199 países. Para 2015, 63 fueron considerados “libres”, 71 “en parte libres” y 65 “no libres”. Venezuela se encuentra en la última categoría y ha descendido continuamente en el ranking de libertad de prensa que elabora la ONG.
En la última clasificación cayó al puesto 176, junto a Sudán y Gambia, debido a los ataques contra periodistas nacionales e internacionales durante las protestas del año pasado. También influyeron la poca transparencia que ha habido en la compra de algunos medios importantes, como El Universal, y las dificultades que enfrentan los periódicos para comprar papel.
El control también amenaza las redes
Ante la reducción de espacios tradicionales para el periodismo independiente, Internet y las redes sociales se han transformado en opciones indispensables para los venezolanos que buscan mantenerse informados. Sin embargo, Luis Carlos Díaz, coordinador del área de Comunicación y Redes del Centro Gumilla, alerta que la hegemonía oficial también tiene en la mira ese nuevo escenario.
“Tienen recursos infinitos para también implantar allí su hegemonía. Para ello se han valido de distintas opciones tecnológicas, como bloqueos intencionales de Internet hechos por Conatel, o auspiciando la creación de sitios web disfrazados cuya imagen no parece oficialista”, advierte Díaz.
El caso más reciente es la aparición del portal www.hoyvenezuela.info, el cual recibió este año 7.600.420 bolívares del Ministerio de Comunicación e Información para operar. En el portal predomina el color azul y solo al final de la página principal hay un pequeño cintillo que lo delata como un medio del Estado.
Ese sitio de noticias fue construido usando como base lo que era el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (Sibci). Quien visite ahora la página del Sibci es redirigido a este nuevo portal, el cual también se adueñó de la cuenta de Twitter que tenía el sistema para nacer con una base de seguidores amplia. Todos estos movimientos fueron hechos discretamente para que las personas que seguían al Sibci empezaran a estar conectadas a esta nueva web sin darse cuenta.
Pese a eso, Hoy Venezuela ha tenido poco éxito. El ranking de sitios web de Alexa coloca el portal en la posición 1.080 de páginas más visitadas en el país. Esa misma suerte han corrido otras páginas inclinadas hacia el gobierno y presuntamente financiadas con capital privado, como desdelaplaza.com, la cual también presenta colores neutros y se ubica en el puesto 2.039.
La estrategia sí rindió frutos con laiguana.tv <http://laiguana.tv> , dirigida por Miguel Ángel Pérez Pirela, ex candidato del PSUV a la Alcaldía de Maracaibo y presentador de VTV. Ese sitio se ubica en la posición 35 del ranking Alexa. Lapatilla.com sigue siendo el portal de noticias más visitado en el país.
Más allá de lo que haga el gobierno, también han surgido opciones digitales que están haciendo periodismo independiente. Sin embargo, Díaz lamenta que no tienen el mismo impacto que los medios tradicionales.
“Hay emprendimientos muy interesantes y con ideas nuevas. Pero se corre el enorme riesgo de solo poder llegarle a un público mucho más pequeño que el anterior. La censura es censura. Internet no va a lograr burlar eso porque igual la mayor parte de la población queda desinformada”, explica.
Además, el miembro del Centro Gumilla alerta que las recientes campañas de rumores que han sido difundidas en las redes sociales, como el caso de los niños supuestamente secuestrados a finales de marzo, pueden tener el objetivo solapado de ir restando credibilidad a estos espacios independientes.
“Sembrando información falsa a través de perfiles creados para hacer ruido y mentir pueden herir de muerte la confiabilidad de las redes sociales y su posibilidad de convertirse en un medio de información respetado”, afirma.
FRANZ VON BERGEN
FVONBERGEN@EL-NACIONAL.COM
FUENTE: http://www.el-nacional.com/siete_dias/hegemonia-roja_0_620937949.html
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