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“Ramón Ignacio, levántate que están diciendo en la televisión que murió Fidel”, le dijo la nieta de un exiliado a su abuelo, quien segundos después rompió en llanto, unas lagrimas que eran una mezcla del dolor sufrido décadas atrás cuando se vio forzado a abandonar la isla en balsa y felicidad por ser testigo del desenlace físico de uno de los dictadores más recios de Latinoamérica.
Ramón Ignacio prefirió quedarse en casa, pero nietos e hijos salieron a las calles de La Pequeña Habana en Miami a celebrar el deceso del tirano.
“Me parece que vale la pena festejarlo con tabaco. Es mejor que ganarse la lotería”, dijo uno de los asistentes a Martí TV. La celebración duró desde el viernes en la noche cuando Raúl Castro comunicó la noticia hasta bien entrado el ocaso el sábado.
“No estoy acá festejando la muerte de nadie, estoy celebrando la caída de un sistema”, agregó otro.
“Tanto años esperando esto, no te alegras de que se muera nadie, pero un dictador como él, que ha separado a miles de familias, tienes que celebrarlo, porque se ha muerto el hombre que le ha hecho tanto daño a ese país”, advirtió un hombre portando una bandera de Cuba.
¿Está bien celebrar la muerte? A juicio de la psicóloga social Magally Huggins, estas expresiones no tienen nada de malo.
“La muerte es parte de la vida y tenemos que verla como tal”, expresó. “Yo no le veo nada de especial, la muerte se asume como se ha vivido, los seguidores de Fidel están llorando y los otros por supuesto festejan”, dijo la también criminóloga.
El diputado del PSUV Diosdado Cabello, echando mano del injerencismo que tanto critica el chavismo, fustigó a las personas que celebran el fallecimiento del longevo dictador en el mundo entero.
“Es bien triste alegrarse por la muerte de alguien, da como pena, algunos creen que la revolución se acabó, pónganse a creer. Les aclaro que los tiempos de Fidel Castro son estos de ahora”, esbozó.
A juicio de Huggins es necesario erradicar el mito de la muerte. “No creo en preceptos básicamente religiosos que apuntan a una expiación de la persona porque hayan dejado este mundo, para mi morir significa el final de todo”.
“Lo que hacemos en vida lo donamos a la humanidad”, manifestó. Huggins aseveró que la historia se encargará de juzgar a Castro. “A algunos les entristece, pero otros le recordarán por los fusilamientos, por haber hostigado a los homosexuales, haber arrojado al mar a cientos de personas y separado a familias enteras”.
Huggins criticó la posición de algunos líderes mundiales. “Me parece una posición bastante hipócrita, entiendo que hay formalidades diplomáticas, pero tampoco hay que desconocer violaciones sistemáticas a los derechos humanos”.
“Si esta malo celebrar, entonces también entristecerse de más, si fuese así los venezolanos tendríamos que vivir en un luto permanente por la víctimas de la inseguridad”.
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