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El cine de catástrofes conoce una larga tradición de películas inspiradas o basadas tanto en hechos reales (desde el terremoto de San Francisco de 1906 al tsunami de Indonesia en 2004) como en otros hipotéticos, ya sean volcanes que aparecen en mitad de Los Ángeles (Volcano, Mick Jackson 1997), bruscos cambios climáticos de un día para otro (“El día de mañana”, Roland Emmerich 2004) o algo tan repentino como que se detenga el núcleo de nuestro planeta (“El núcleo”, Jon Amiel, 2003). Pero dentro de los desastres reales, más allá de propios de la impredecible Naturaleza, merece capítulo aparte el sector en que encuadrar un estreno de esta semana (“Marea Negra”): el de los desastres que afectan al medio ambiente, causados habitualmente por la mano del hombre.
Marea negra
(2016, dir. Peter Berg, int. Mark Wahlberg, Kurt Russell, Kate Hudson, John Malkovich)
Una reconstrucción ficcionada que se sitúa a medio camino de la dramatización documental y de la película de acción, ubicándonos en el accidente que tuvo lugar en una plataforma petrolífera del Golfo de México en 2010, provocando el desastre medioambiental homónimo del título y cuyas consecuencias fueron devastadoras para el ecosistema de la zona, tanto en alta mar como en la costa cuando el petróleo llegó hasta allí.
Y ahora vamos con algunas propuestas similares que nos ha ofrecido el Séptimo Arte desde hace más de 60 años:
Acción civil
(1998, dir. Steven Zaillian, int. John Travolta, Robert Duvall, James Gandolfini, Sidney Pollack, Stephen Fry)
La lucha denodada de un abogado al frente de un bufete de éxito que trata de luchar contra las grandes corporaciones que contaminan un río con los vertidos de sus fábricas, provocando numerosas muertes por leucemia en un pueblo cercano.
El síndrome de China
(1979, dir. James Bridges, int. Michael Douglas, Jane Fonda, Jack Lemmon)
Mientras graban un reportaje para televisión en una central nuclear, una periodista y su cámara descubren que un fallo de funcionamiento en la misma puede dar lugar a un grave incidente.
Erin Brokovich
(2000, dir. Steven Soderbergh,int. Julia Roberts, Albert Finney, Aaron Eckhart)
El empeño de una madre soltera que consigue un puesto de secretaria en un despacho de abogados resulta ser el vector que consigue llevar a cabo una investigación que siente en el banquillo a una gran empresa que ha puesto en peligro la salud de la población por contaminación del agua potable.
Gigante
(1956, dir. George Stevens, int. James Dean, Elizabeth Taylor, Rock Hudson)
La fiebre del petróleo en Texas, más allá de desatar pasiones y ambiciones, consigue transmutar la aridez del paisaje agrario en un bosque de torres de extracción.
Gomorra
(2008,dir. Matteo Garrone, int. Salvatore Cantalupo, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale)
Inspirado en el universo que retrata el libro-reportaje homónimo del autor italiano Roberto Saviano (amenazado de muerte por la Mafia desde entonces) asistimos a la degradación del ecosistema de Nápoles y Caserta donde, entre otras cosas, el crimen organizado instala vertederos completamente ilegales e incontrolados de residuos de todo tipo que contaminan el entorno y las aguas subterráneas.
Gorilas en la niebla
(1988, dir. Michael Apted, int. Sigourney Weaver, Bryan Brown, Julie Harris)
Biopic sobre los primeros años de trabajo de la primatóloga Dianne Fossey en el hábitat de los gorilas de montaña en Ruanda, en medio de un entorno constantemente amenazado por la acción del ser humano a través de cazadores furtivos y por la propia desprotección por parte de las autoridades.
La selva esmeralda
(1985, dir. John Boorman, int. Powers Boothe, Meg Foster, Yara Vaneau)
La desaparición del hijo de un ingeniero que trabaja en la construcción de una presa en la selva amazónica y su búsqueda durante años sirve de telón de fondo para conocer la destrucción forestal de aquella zona y cómo afecta a las tribus que habitan la zona y que obtienen recursos de la selva pero sin destruirla.
Las aguas bajan turbias
(1952, dir. Hugo del Carril, int. Hugo del Carril, Adriana Benetti, Raúl del Valle)
Los conflictos laborales en los trabajos de deforestación del Alto Paraná son el núcleo de la trama pero permite una aproximación a los trabajos intensivos de transformación de las zonas vírgenes en explotaciones agrícolas.
Los últimos días del edén
(1992, dir. John McTiernan, int. Sean Connery, Lorraine Braco)
Un obstinado investigador trata de encontrar en las más singulares y desconocidas especies vegetales de lo más profundo del Amazonas una cura para el cáncer, pero su trabajo se verá amenazado por la deforestación intensiva a cargo de las empresas madereras que arrasan la zona donde crece la inencontrable flor que puede resultar la clave para la cura que busca.
Silkwood
(1983, dir. Mike Nichols, int. Meryl Streep, Kurt Russell, Cher, Ron Silver)
Una sindicalista que trabaja en una central nuclear reúne pruebas que demuestran la falta de seguridad en las instalaciones, enfrentándose tanto con los propios empleados como con la dirección.
Tierra prometida
(2012, dir. Gus van Sant, int. Matt Damon, Frances McDormand, Hal Holbrook)
Un ejecutivo de una gran empresa llega a una deprimida zona agrícola y ganadera intentando comprar los derechos de perforación para extraer petróleo mediante fracking o fractura hidráulica, pero paulatinamente va tomando conciencia sobre el daño que puede producirse en el entorno y cómo esto puede afectar a los habitantes del lugar.
Wall.e
(2008, dir. Andrew Stanton)
Esta es la única película de animación por ordenador del listado, y la única que no está basada en hechos reales ni inspirada por sucesos plausibles sino que abre una inquetante ventana a un futuro probable: hemos dejado el planeta repleto de basura, hemos huído al espacio en una especie de guardería que nos transforma en bebés incapaces de valernos por nosotros mismos y necesitados de constante atención robótica y es precisamente un robot el último habitante de la Tierra, empeñado en compactar basura con precisión arquitectónica y que además de acumular singulares objetos que encuentra consigue “sentir” atracción por una estilizada robotita (que podría haber sido perfectamente fabricada por Apple) que llega al desolado planeta con la misión de encontrar un mínimo vestigio de vida.
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