En el centro psicosocial de la Cota 905 los pacientes una semana comen arroz y otra pollo

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39 pacientes psiquiátricos pasan las de Caín sin comida ni medicinas. Además, no tienen personal de salud que atienda sus necesidades.

Caracas. La crisis social es patente en las calles de Caracas, donde se ve gente hurgando entre la basura para llenarse el estómago con desperdicios de los restaurantes. También se evidencia en los hospitales, en los que hay pacientes que llevan meses esperando por una operación. Esas dos realidades golpean la cara sin previo aviso y es asunto de dominio público.

Pero los pacientes psiquiátricos son los que tienen menos voz para denunciar sus penurias y los menos visibles de esa crisis social por la que atraviesa Venezuela, y que está crudita en el Centro de Atención Psicosocial “Presbítero Francisco Rondón”, ubicado en la Cota 905, dependiente de la Alcaldía de Caracas.

Beisy Valdespino, vocera de los trabajadores del ayuntamiento municipal, denunció que desde julio hasta octubre han fallecido en ese centro cuatro pacientes por la mala alimentación y la falta de medicinas.

Dijo que esas denuncias se la hicieron llegar en su oportunidad al alcalde Jorge Rodríguez, sin que hasta la fecha se atienda la queja.

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Contó Valdespino que el 8 de agosto de este año presentaron al director de Máxima Vulnerabilidad Social, Reverón Jean Priero, un informe donde se detallaba la severa contingencia presentada en esa institución: “Se destacó ahí que se le da poca dotación de medicinas psicotrópicas, que no tienen implementos de enfermería y que, por tanto, no se estaban cumpliendo los tratamientos, tornándose los pacientes agresivos con el personal de atención y administrativo”.

Sostuvo que en ese lugar la mayoría de los recluidos tienen patologías psiquiátricas y que solo en el mes de julio seis pacientes presentaron frecuentes convulsiones.

Los encargados de estas personas contaron 32 cuadros convulsivos, 19 de ellos en un solo paciente. Pero lo grave del asunto es que ese mes, acotó la funcionaria, no tenían medicamentos para atender las crisis. Aclaró que sí llegó un lote de anticonvulsivos, pero no fueron suficientes para la demanda.

Tampoco tenían material para hacerle mantenimiento a la institución, donde están hospedados 39 individuos, “que necesitan cepillos dentales, cholas, toallas sanitarias, papel higiénico, ropa interior, corta uñas, máquinas para afeitar, calzados y vestimenta. Además, hay una terrible condición de la infraestructura, se requieren sillas de ruedas, camas, jabón para controlar los brotes de sarna y asignar un presupuesto justo”.

Todas estas denuncias las corroboró un trabajador del centro a quien le hicieron firmar la renuncia luego de validar los datos contenidos en el informe presentado en agosto. Como se encuentra en estos momentos en un proceso legal, pues tampoco le han pagado la liquidación desde hace dos meses, se reserva su identidad. No obstante, contó que desde que el centro culminó el convenio con Negra Hipólita y lo asumió la Fundación de Acción Social de la Alcaldía de Caracas, las condiciones empeoraron:

“Ante los informes levantados, las autoridades hicieron caso omiso y los pacientes se fueron agravando por la falta de medicamentos y comida. Pasaron muchos días en los que consumían puras verduras, pues eso era lo que llegaba y por eso los grados de desnutrición en algunos de ellos”.

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Comentó que desde septiembre asumió el control Tomás Ramos, quien nombró a un enfermero cubano como encargado de la Enfermería y que a él se le prohibió la entrada. Con todo, señaló que la situación asistencial en esta casa de reposo es crítica debido a que los insumos llegan intermitentemente y no son equitativos: “Muchas veces se hicieron recolectas para completar los servicios de alimentación y eso no puede ocurrir en una dependencia sanitaria”.

Otra de las irregularidades expuesta por Valdespino es que ahí no hay material médico quirúrgico y se han dado casos en los que los enfermos se caen y cortan en medio de un episodio convulsivo. El déficit de enfermeros, terapistas ocupacionales y personal de lavandería es otra ausencia que engrosa la lista.

La vocera de los trabajadores pidió reunirse con el alcalde de Caracas a quien emplazó a garantizar el bienestar de los pacientes y mejorar la operatividad del centro. “¿Para qué es el decreto de emergencia económica? ¿Para el Suena Caracas o para solucionar crisis social del país?”, se preguntó la dirigente sindical.

Foto referencial: Jota Díaz

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