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La Habana. Después de la conmoción inicial por la noticia de la muerte de Fidel Castro, los cubanos empezaron el sábado a rendir un masivo homenaje al histórico líder de la revolución, agitando banderas, rezando en las iglesias y escuchando los míticos discursos de quien dominó la vida política de la isla por generaciones.
Las banderas fueron bajadas a media asta; la venta de alcohol, prohibida, y los conciertos y partidos de béisbol, suspendidos después de que el presidente Raúl Castro anunciara en la noche del viernes la muerte de su hermano a los 90 años.
«Fidel no está muerto porque la gente es Fidel. ¡Yo soy Fidel!», exclamó el líder estudiantil Raúl Alejandro Palmero en la Universidad de La Habana, donde cientos de jóvenes cantaban consignas revolucionarias y coreaban «Viva Fidel, Viva Raúl».
Mientras, el país se prepara para despedir al «Gigante», como le decían sus incondicionales, con masivos actos en la Plaza de la Revolución en Cuba, donde dio algunos de sus míticos y maratónicos discursos, así como en Santiago de Cuba, donde nació su movimiento revolucionario en 1953.
Sus restos serán cremados y sus cenizas atravesarán la isla de La Habana a Santiago, donde se realizará un funeral la mañana del domingo 4 de diciembre tras nueve días de luto decretados por el gobierno comunista.
No obstante, las calles de la capital cubana estaban tranquilas, con los usualmente atareados restaurantes prácticamente vacíos y algunos cubanos haciendo su vida rutinaria. Tampoco se observaba una presencia policial destacada por la muerte del ex guerrillero marxista.
«Fidel me hizo persona. Le debo todo», dijo a la salida de una tienda Rafael Urbay, de 60 años y padre de cinco hijos, quien se mostró desolado por la muerte del ex mandatario. «Primero mi madre, mis hijos, mi padre. Luego, Fidel», agregó
En señal de luto, los diarios de la isla de 11 millones de habitantes fueron impresos en tinta negra, en vez del usual rojo del Granma, diario oficial del Partido Comunista, y el azul de Juventud Rebelde, publicación de las juventudes comunistas.
Aunque en el 2006 Fidel Castro desapareció del ojo público tras una infección intestinal que lo tuvo al borde de la muerte -y llevó a Raúl a asumir la presidencia oficialmente dos años después-, el «Comandante» continuó siendo el referente simbólico de «los barbudos» que bajaron de la Sierra Maestra en 1959 para derrocar al dictador Fulgencio Batista.
«Levantó al país justo cuando estaba tambaleando», dijo Badanys Rodríguez, de 39 años, mientras mostraba orgulloso un tatuaje en su hombro del argentino Ernesto ‘Che’ Guevara, uno de los más cercanos colaboradores de Fidel. «Creíamos en él. Murió feliz porque hizo lo que propuso en la vida».
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