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Leyendas Negras
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Origen de la Leyenda Negra
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Arbol de Odio
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PARTE II.- Crecimiento de la Leyenda
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Capítulo IV
… y así, temo que en aquella historia que dicen que anda impresa de mis hazañas, si por ventura ha sido su autor algún sabio mi enemigo, habrá puesto unas cosas por otras, mezclando con una verdad mil mentiras, divertiéndose a contar otras acciones fuera de lo que requiere la continuación de una verdadera historia. ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias.
Don Quijote, parte II, capítulo 8.
Hacia 1560, España tenía enemigos de sobra y fue para esa época cuando le llegaron más. En esta década, se inició un cáncer de rebelión en los Países Bajos, que fue integrado por: la herejía protestante; las ambiciones políticas de la nobleza regional; las protestas de las llamadas «libertades medievales»; la antipatía hacia el extranjero español y ciertos errores de su gobierno; el estímulo dado por Inglaterra y Francia; y todo ello, fomentado por un vigoroso uso de la imprenta. La imprenta fue, sobre todo, el instrumento para popularizar esta rebelión, para condenar el gobierno establecido y para ganar el interés y apoyo del extranjero. De ahí el que la denominación de «Guerra de Papel» haya sido tan apropiadamente aplicada para calificar las primeras décadas de la sublevación holandesa (1).
En los años que siguieron inmediatamente a la subida de Isabel I de Inglaterra al trono, en 1558, se produjo la confirmación oficial del cisma religioso en Inglaterra –agobiante problema para Felipe II en el terreno de la diplomacia, la religión y la guerra. La rivalidad anglo-española de aquellas décadas, originó una nueva «guerra de papel» que habría de tener consecuencias importantes y perniciosas para España, sobre todo cristalizando el virus patriótico de la «antiEspaña» en Inglaterra, y acentuando, además, la antipatía occidental hacia el pueblo español.
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