Fidel Castro, un referente para América Latina, aunque con altibajos

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Castro, que expiró este viernes en La Habana a los 90 años, tuvo problemas con muchos Gobiernos latinoamericanos por el apoyo que prestó a grupos armados que buscaban implantar la revolución en sus países y por su enfrentamiento con Estados Unidos, que en la segunda mitad del siglo XX tenía mucha mayor influencia y poder en la región que ahora.

Con el cambio de milenio y en una América Latina más democrática que nunca, surgieron gobiernos que se declaran herederos de la Revolución cubana de 1959, como los de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, y otros afines, como los de Argentina, Brasil y Uruguay.

La profundización de la integración latinoamericana promovida por esos gobiernos y plasmada en foros regionales como Unasur o Celac, puso definitivamente a Cuba en el mapa regional en detrimento de Estados Unidos.

La VI Cumbre de las Américas, celebrada en Cartagena (Colombia) en 2012, hizo aguas por el plante de una mayoría de países latinoamericanos, que rechazaron que Cuba no hubiera sido invitada por la negativa de EE.UU. y Canadá.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, hasta viajó a La Habana antes de la cumbre a explicar al presidente Raúl Castro que Cuba no fue invitada porque no hubo consenso entre los participantes en esas reuniones y agradecerle su “comprensión”.

El primer día de la cumbre, Fidel Castro se despachó a gusto en un artículo contra el papel de la “repudiable” Organización de Estados Americanos (OEA) y de Estados Unidos en América Latina.

En el texto, Castro, apartado del poder desde 2006 por una grave enfermedad, aludió al fallecido presidente chileno, Salvador Allende, cuya asunción en 1970 fue el antecedente de los triunfos electorales de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, entre otros izquierdistas.

El líder de la Revolución acusó a EE.UU. de haber propiciado el golpe que en 1973 derrocó a Allende y que dejó a Cuba y Chile sin relaciones hasta 1995, el mismo año en el que el entonces mandatario uruguayo, Julio María Sanguinetti, en un esfuerzo por sacar a Cuba del aislamiento internacional, invitó a Castro a visitar Uruguay.

Durante la visita discreparon en varios temas, pero no con la acritud de la discusión que Castro tuvo en Panamá en la Cumbre Iberoamericana de 2000 con el entonces presidente salvadoreño, Francisco Flores, tras haber acusado a El Salvador de dar refugio a anticastristas acusados de terrorismo.

En 2002 el entonces presidente mexicano, Vicente Fox, protagonizó un episodio con Castro que marcó un antes y un después en las relaciones bilaterales, al sugerirle que se fuera cuanto antes de México -“comes y te vas”, le dijo- para no incomodar al entonces presidente de EE.UU., George W. Bush.

Ese mismo año Uruguay rompió sus relaciones con Cuba por los duros comentarios de Castro contra el gobierno que encabezaba Jorge Batlle, porque impulsó una declaración en la ONU en la que se pedía el respeto a los derechos humanos en la isla.

El exguerrillero José Mujica, que fue presidente de Uruguay de 2010-2015, en julio de 2013 visitó a Castro en La Habana y encontró a un “hombre motivado” con la “cabeza fresca” y una “memoria privilegiada”.

Pero el que más viajó a Cuba para reunirse con Fidel fue el presidente venezolano, Hugo Chávez, fallecido en marzo de 2013, quien con su ayuda económica alivió las penurias de los cubanos después de la caída de la URSS.

Tras la muerte de Chávez, a quien Castro se refirió en un homenaje póstumo como “el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia”, su sucesor en la Presidencia de Venezuela, Nicolás Maduro, se comprometió a mantener la “unión eterna” con Cuba y así lo ha hecho hasta ahora, a pesar de la crisis que afronta su país.

La relación de Brasil y Cuba pasó por uno de sus mejores momentos durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva, con quien Castro tuvo una gran amistad, y de Dilma Rousseff, ambos del Partido de los Trabajadores.

No obstante, uno de los mejores amigos que Castro tuvo en Brasil fue el fallecido Antonio Carlos Magalhaes, emblema de la más rancia derecha, el cual ayudó mucho al restablecimiento de las relaciones entre ambos países, interrumpidas desde 1964 hasta 1986.

Dos de los últimos países latinoamericanos en reanudar relaciones con la Cuba comunista fueron Costa Rica y El Salvador, ambos en 2009 y después de casi 50 años de interrupción.

La llegada al poder de Néstor Kirchner en Argentina en 2003 fue bien recibida por las autoridades cubanas, aunque las relaciones se enfriaron en 2006 por la presión argentina para que se autorizase el viaje a Buenos Aires de la médica opositora cubana Hilda Molina.

Eso no impidió que Fidel Castro estuviera en Argentina en 2006 para participar en una Cumbre de Mercosur, en lo que fue su último viaje fuera de Cuba, ni que mantuviera buenas relaciones con la viuda de Kirchner, Cristina Fernández, que le siguió en la Presidencia.

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