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LA HABANA (Reuters) – Sobrecogidos, conmovidos, atónitos. Así recibían los cubanos en La Habana la muerte de su ex presidente y leyenda revolucionaria, Fidel Castro, quien falleció la noche del viernes a los 90 años tras haberse mantenido alejado del poder desde hace una década.
«A pesar de que es un proceso normal de la vida, es una noticia que nunca uno está preparada para recibirla, y menos del Comandante Fidel», dijo Rosario García, una empleada, que caminaba por una calle de La Habana.
Si bien en sus últimas apariciones públicas Castro lucía visiblemente avejentado y apenas podía mantenerse de pie, la mayoría de los 11 millones de cubanos no se esperaban la partida del hombre que copó su vida pública por más de medio siglo, desde que irrumpió, junto a un ejército de revolucionarios, para derrocar al dictador Fulgencio Batista en el año nuevo de 1959.
«Pronto seré ya como todos los demás (…) a todos nos llegará nuestro turno», había dicho Fidel en su último discurso durante un congreso del Partido Comunista de Cuba este año.
«Nos han echado del bar, han cerrado y han dicho que había muerto Fidel y por eso terminaba la celebración, terminó el baile y la fiesta», dijo Maité Laza, una española junto a su novio cubano, en el paseo marítimo del Malecón de La Habana.
La tranquilidad en las calles de la capital de Cuba contrastaba fuertemente con la algarabía en Miami donde, apenas a 150 kilómetros de la isla, los cubanos exiliados tras la asunción de Castro al poder celebraban con banderas, bailando, golpeando cacerolas y con pitos, según videos difundidos por las redes sociales y cadenas de televisión alrededor del mundo.
«Siento que este es el primer paso de un gran cambio», dijo Eliécer Ávila, líder del grupo disidente «Somos +», en su casa, mirando los materiales de archivo de Castro que empezaba a retransmitir la televisión estatal, desde encuentros con otros líderes hasta su participación en marchas contra Estados Unidos.
«El día de hoy para unos es esperado con júbilo, algunos estarán brindando con champán; otros tendrán miedo de lo que va a suceder y la inmensa mayoría del pueblo cubano hoy siente una incertidumbre por ese futuro que no se ha podido vislumbrar durante el gobierno de Raúl», agregó Ávila.
Los restos del icónico líder, que hizo de la barba, el puro y los trajes de campaña militar una marca registrada para los socialistas de todo el mundo, serán cremados a primeras horas del sábado, según relató su hermano y actual presidente, Raúl Castro, tras anunciar su muerte.
«Pronto seré ya como todos los demás (…) a todos nos llegará nuestro turno», había dicho Fidel en su último discurso durante un congreso del Partido Comunista de Cuba este año.
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