[ad_1]
En el otoño de su segundo mandato, Barack Obama desarrolló una tendencia hacia lo fundamental. Últimamente, en las conferencias de prensa, sus respuestas se han vuelto largas y filosóficas. Su discurso en Atenas, probablemente el último en el continente europeo, fue un buen ejemplo de ello. El presidente saliente de Estados Unidos habló sobre todo de la democracia y de su inquebrantable fe en este orden político. Sin embargo, el problema es que, en su actual forma, la democracia podría estar condenada al fracaso puesto que algunos de sus elementos más importantes, así como sus logros y excesos, están atacando sus fundamentos.
Libertad de prensa
Casi como un maestro en la clase de política, Barack Obama explicó a su público por qué una prensa libre es tan importante para la democracia. Ésta pone al descubierto injusticias y se encarga de que los políticos rindan cuentas. Es el cuarto poder en el Estado.
No obstante, el problema radica en que, en el actual panorama de los medios de comunicación, algunos portales, como por ejemplo la conservadora página web estadounidense Breitbart, ya no cumplen la función de una prensa libre. Al contrario: contribuyen a la decadencia de la democracia. Y es que no fomentan la formación de una opinión informada y democrática, sino que la torpedean con mentiras y campañas difamatorias.
Hoy más que nunca la prensa libre debe atenerse a los principios de un periodismo de calidad (equilibrio, veracidad, diferenciación entre hechos y opiniones). Si redes sociales como Facebook, donde por ejemplo también está presente Breitbart, no respetan estos principios de forma voluntaria, el Estado democrático tiene que obligarlas a hacerlo. No obstante, Obama no ofreció ideas acerca de cómo enfrentar al demonio digital.
Globalización
El presidente estadounidense también abordó uno de los principales problemas de nuestro tiempo: muchas personas creen que solo «los de arriba» se benefician de la globalización. Hace poco, este fenómeno se pudo observar en las protestas valonas contra el tratado de libre comercio entre la UE y Canadá (CETA). La receta de Obama: «Las personas necesitan sentirse escuchadas». ¡Por favor!: la psicoterapia colectiva no nos ayudará.
Estamos ante una nueva etapa: como consecuencia de la digitalización, la automatización y la inteligencia artificial, en los próximos años desaparecerán millones de puestos de trabajo. La globalización reforzará esta tendencia. Muchas personas tienen miedo y se escudan tras nacionalismos. No obstante, deberíamos discutir sobre un nuevo orden social: ¿cómo lograr que el ser humano siga siendo el centro del desarrollo, a pesar de que ya no puede competir con los robots? ¿De qué vivirán las personas si ya no habrá suficientes empleos? Hubiera sido bueno escuchar algunas ideas del presidente estadounidense al respecto.
No será tan malo con Trump
Si bien esto no fue lo que dijo Obama, sí fue su mensaje: «La democracia estadounidense es más fuerte que una persona» o «Estados Unidos seguirá estando comprometido con la OTAN». El problema aquí es que Obama no habla en nombre de Trump y al presidente electo no le importarán las declaraciones de este tipo.
El presidente saliente de Estados Unidos mejor hubiera espoleado a los europeos. Está bien que, para Obama, la integración europea sea una de las mayores conquistas de la historia de la humanidad. Pero, de momento, esta conquista se está autodestruyendo. El mensaje de Obama hubiera podido ser: «¡Haz algo Europa! Confía en tu propia fuerza, invierte en tu seguridad…». Así tampoco hubiera hecho quedar mal a su sucesor.
Finalmente, al igual que casi todos los políticos de Occidente, Obama fracasó en su intento por explicar comprensiblemente las ventajas de nuestro orden democrático. Para muchas personas el mundo se ha vuelto demasiado complejo con sus organizaciones multinacionales, los impenetrables tratados de libre comercio y la revolución digital. Prefieren retirarse a su zona de confort y escuchar las simples explicaciones populistas. Lamentablemente, en su última gran aparición en Europa, Obama no logró transmitir un mensaje convincente en contra de los populismos.
[ad_2]
Fuente