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2 de cada 5 empleados en América Latina tienen habilidades que no concuerdan con las necesidades de su trabajo
La productividad laboral juega un rol esencial en el desarrollo de los países. Dos grandes desafíos que enfrenta la región para aumentar esta productividad son, por un lado, mejorar la concordancia entre las habilidades de los trabajadores y los requerimientos de los puestos que ocupan, y, por el otro, reducir la incidencia de la informalidad laboral. Ambos desafíos son relevantes no solo por su importancia en términos de la eficiencia con la que se utilizan los recursos productivos en una economía, sino también por las consecuencias que podría tener para el proceso de acumulación de habilidades de los trabajadores.
El Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2016) “Más Habilidades para el trabajo y la vida: Los aportes de la familia, la escuela, el entorno y el mundo laboral” de CAF -Banco de Desarrollo de América Latina- muestra que el 41% (2 de cada 5) de los asalariados de 10 grandes ciudades de la región que participaron en la encuesta CAF 2015 manifestó estar en una ocupación para la cual sus habilidades son muy altas, o muy bajas, o muy diferentes a las requeridas. En el caso de Quito, este indicador se ubicó por encima del 60%
(3 de cada 5).
Si una persona está sobrecalificada para el cargo que ocupa y sus actividades y entorno le resultan poco retadores, tendrá menores oportunidades de acumular más habilidades en el trabajo a través de la experiencia en la ejecución de las tareas que realiza o por la interacción con sus pares. Algo similar ocurre con los trabajadores cuya formación no es afín al trabajo que realiza. Por su parte, un trabajador subcalificado tendrá dificultades para desempeñarse en sus tareas y para aprovechar las posibilidades de aprendizaje en el trabajo.
“El análisis realizado a partir de la Encuesta CAF 2015 respalda la idea de que el aprendizaje en la etapa laboral depende tanto de las características del trabajador como de su entorno laboral, así como del grado de concordancia entre sus habilidades y los requerimientos de la ocupación o las tareas que desempeña. Quienes están en ocupaciones muy disímiles a sus habilidades y conocimientos pueden no aprovechar plenamente el potencial de esta instancia para el mejoramiento de sus habilidades para el trabajo”, aseguró Lucila Berniell, economista principal de la Dirección de Investigaciones Socioeconómicas de CAF.
Otro de los hallazgos de la publicación es que la posibilidad de acumular habilidades en el trabajo es mucho menor en empleos informales porque, dadas sus características, requieren muchas menos habilidades que los empleos del sector formal. Por ejemplo, mientras en América Latina 1 de cada 3 ocupaciones en el sector formal requieren altos niveles de habilidades cognitivas complejas, solo 1 de cada 6 empleos las requiere en el sector informal.
El reporte destaca que el proceso de formación de habilidades se produce a lo largo de toda la vida y en cuatro ámbitos: la familia, la escuela, el entorno y el mundo laboral. “Esta visión más integral del desarrollo del capital humano implica la necesidad de tener una fuerte coordinación de acciones entre agencias públicas con distintos ámbitos de competencia: educación, desarrollo social, trabajo, salud y planificación de la infraestructura”, añadió Berniell.
Fuente: CAF
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