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El viejo refranero popular, que siempre es fuente de sabiduría, dice que “muchas manos en la olla ponen el caldo morao”. En este caso, no todas las manos, unas muy particulares, que sólo ellas eso provocan. Son como aquellas personas que de sólo ver a un niño le inyectan su “mal de ojo” y atraen hacia este un cúmulo de enfermedades o le “enmabitan” para toda la vida.
Entre los mediadores en el diálogo, aceptados por ambos bandos, que no incluye, por lo menos que sepamos, a Shannon, ha habido quienes han cuestionado a EEUU por inmiscuirse en el asunto, manipular en función de sus particulares intereses estratégicos. Algo de eso dijo particularmente José Luis Rodríguez Zapatero.
El lunes, el mismo día que se iniciaba el proceso de diálogo, no sé si es valedero decirlo o no, pero como sorpresivamente, aterrizó en Maiquetía el segundo jefe de la diplomacia de EEUU. Por lo menos, que sepa, quienes hacen de mediadores en el diálogo no le invitaron. Me cuesta creer que lo haya hecho el presidente Maduro y no dudo que sí factores de la oposición para recibir la línea y actuar conforme a ella. O lo que es lo mismo bailan al son que Shannon tocase.
Cuando llegó, ya los portavoces del Departamento de Estado habían hecho conocer un comunicado en el cual dijeron que el diplomático subrayaría “nuestro apoyo al proceso de diálogo en curso y nuestro interés en el bienestar del pueblo venezolano”.
Al advertir la presencia del personaje y lo dicho en aquel comunicado, no tuvimos duda en asegurar que la marcha prevista sobre Miraflores, si es verdad que se atreverían a lanzarla, no iba. Y agregamos, por lo menos ese día. Porque esa fue la orden del Departamento de Estado. Sería muy impolítico desairar al Papa, como ya lo estaban haciendo los de la MUD, cuando dijeron aquello que se habían “enterado por la televisión”. Por la orden de Shannon se vieron obligados a recoger banderas y anunciar que irían a aquella ronda de conversaciones por atender el llamado del Papa. Pero mucha gente y entre esta primero el Nuncio Papal, no se comió el cuento.
La llegada del diplomático norteamericano, obliga éste visite a Miraflores y hasta por elemental cortesía diplomática, por el rango del visitante, al presidente a recibirle. Pero aquello no pareció una rutinaria visita y reunión de esas que el mismo personaje ha venido haciendo a Venezuela sin resultado positivo alguno en los últimos tiempos, pues el presidente le dio a la conversación que ambos sostuvieron una connotación muy particular. Dijo que entre ambos, pese las dificultades, había habido una especial “empatía”. Algo así que si antes no lo eran, de aquella entrevista habían salido panas. Aunque el presidente advirtió, lo que es muy natural, con su visión bolivariana y Shannon la suya.
Este estado emocional, torrente de emoción presidencial hizo en muchos creciese la esperanza que al fin, EEUU, había optado actuar alguna vez de buena fe.
Pero Capriles se encargó de bajarnos de aquella mata, cuando puso plazo al diálogo, otra vez desdeñó al Papa, los mediadores en su labor, hasta el 10 de noviembre. Pues, informó, que si no hay acuerdos en asunto electoral y “liberación de los presos políticos, el día 11 de noviembre retomaremos nuestra agenda”. Es decir, no sólo se levantarían de la mesa sino que volverían a sus planes ajenos a lo constitucional y signados por la violencia, porque el sólo pensar en una marcha a Miraflores podría generar mucho de ella.
Pensamos que Capriles, otra vez se había salido del carril y cometido un disparate, lo que en nosotros se fortaleció con las declaraciones de Henry Falcón, quien hasta llegó a llamar hipócritas a quienes hablaban ese lenguaje, ponían esas condiciones y plazo impropio para resolver asuntos de tanta envergadura.
Pero todo volvió a aclararse cuando Shannon, el jueves dio las siguientes declaraciones, que explican el arranque o desmarque de Capriles:
“El diálogo está en una fase crítica y delicada, es impredecible saber lo que va a suceder”.
Pero no se quedó en esa versión nefasta y negativa sobre algo que apenas comienza; interesadamente, con espíritu de saboteador, la mal calificó “en fase crítica y delicada”, y como Capriles, demanda que se acuerde una fecha electoral y liberen “los presos políticos”. Eso, en nuestro lenguaje coloquial, no es otra cosa que meter cizaña para agravar más nuestra situación y ponerla fácil a sus hasta necrofìlicos deseos. Aparte de que eso no le competa, limita el diálogo sólo a lo que le interesa, pasando por alto las calamidades populares derivadas de la crisis económica en la cual factores opositores, como quienes manipulan el dólar paralelo, tienen gran responsabilidad. A Shannon eso le tiene sin cuidado, pero el Papa y demás mediadores no son de la misma calidad suya. Obvian Shannon y Capriles, lo que puedan opinar otros sectores de la…
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