Historiografiar, ¿con propósito transformador o conservador?

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Historiografiar es la acción de escribir la historia pasada y presente que brinde una mirada al porvenir de los hombres y mujeres que comparten un espacio geográfico, sobre su identidad y vivencias en diferentes tiempos.

Y en la comprensión de que quienes escriben esa historia poseen una subjetividad impregnada de «ser humano», que la conforman desde rasgos de personalidad (sumisión, asertividad, impulsividad, violencia, espontaneidad, introversión, extroversión, falsedad, traición, honestidad, corrupción, simpatía, empatía, lucha, etc) pasando por conductas y cogniciones, hasta actitudes, valores y sentimientos. Todos, en una sola intención de escribir la historia, pero con diferentes propósitos: transformación o conservación.

Entonces, ¿se escribe para transformar o para continuar con el orden establecido?

Durante el siglo XIX, que es el tiempo de análisis de estas palabras, escribieron la historia de Venezuela numerosos personajes como: Feliciano Montenegro Colón, Francisco Javier Yanes, Rafael María Baralt, José de Austria, Juan Vicente González y Felipe Larrazábal. Según Raynero (1996), ellos trazaron iniciales historias nacionales del país y «contribuyeron con su prosa, su discurso histórico y documentos disponibles a forjar el naciente Estado/Nación llamado Venezuela a partir de 1830». Su participación política y semejante clase social con los libertadores de esta época independentista, les permitió escribir en forma transformadora para cambiar el poder que estaba en manos de los españoles invasores sin considerar que la verdadera transformación está en las manifestaciones y revelaciones espontáneas del pueblo que son negros, mestizos, indígenas, pobres, y no sólo, en una capa social de blancos criollos. En este sentido, Guía Caripe (2010), plantea que estos historiadores conservadores, tratan el proceso independentista con un contenido épico, narrativo y sentimiento anti-español que sólo enaltece la identidad nacional y no la necesaria emancipación epocal. Claro, existía una gran influencia de tendencia romántica del período de la ilustración europea, cuestión que solicita la urgente comprensión historiográfica que valore la participación de todos los actores históricos, de diferentes clases sociales, que estaban a favor de la república, de sus reivindicaciones sociales, de su liberación de la escavitud y explotación, de su transformación social, tal como lo señala Lombardi (2010). Algunos de estos historiógrafos del siglo XIX fueron: Feliciano Montenegro Colón, Fermín Toro, Cecilio Acosta, Eduardo Blanco, Tulio Febres Cordero, Polita De Lima, Andrés Eloy Blanco, Francisco PimentelAgostin, Rodolfo Moleiro, y los periodistas: José Luis Ramos, José Antonio Martín.

Un ejemplo de lo anteriormente planteado, es el tratamiento conservador que le dan los historiógrafos, a la llamada «Conjura de los Mantuanos» acontecido un 22 de noviembre de 1808 en la ciudad de Caracas. Las Conjuras son conspiraciones en contra del estado, el príncipe u otra autoridad. Y mantuanos deriva de la palabra manto, y era una referencia al uso exclusivo de esa indumentaria, para cubrir la cabeza en los servicios religiosos, por parte de las señoras de los aristócratas caraqueños. Desde 1571 existía una disposición dentro de las Leyes de Indias que prohibía a otras mujeres, como las mulatas y negras, la utilización del manto. En estos dos conceptos se destaca que era una conspiración de la aristocracia contra la autoridad de la época. En la búsqueda de explicaciones del propósito histórico transformador, se escribiría que este acontecimiento no fue una conspiración, ya que la mayoría de los ciudadanos caraqueños conocían de este hecho y no era en contra de la autoridad española, sino para apoyar al monarca Fernando VII quien había sido destronado por Napoleón Bonaparte cuando invadió España y colocó a su hermano Jose I, a gobernar a España y todos sus territorios de «ultramar», como ellos lo denominaban, donde se encontraba Venezuela. Este hecho histórico fue un respaldo a la monarquía española y no un movimiento conspirador como lo escriben cuando lo señalan como un «preámbulo» al proceso de independencia decretado el 19 de Abril de 1810.

Historiografiando desde la perspectiva transformadora, que pretende la comprensión cognitiva desde los ámbitos de clase social, económico, político, real y verdadero, de este acontecimiento histórico, se escribirá que ocurrió el 22 de Noviembre del año 1808 como un movimiento social reducido de blancos criollos y peninsulares. Siendo un movimiento social, según Valdez (2013), un conjunto de personas que, como colectivos organizados, inventan o asumen acciones que en si misma se integran en diversos ámbitos (económico-social-cultural-ancestral-político). Los blancos criollos son los hijos de españoles nacidos en Venezuela, descendientes de los invasores españoles, propietarios de…

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