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La oposición venezolana cedió en su ofensiva contra el gobierno, al suspender un juicio sobre la responsabilidad del presidente Nicolás Maduro en la crisis y una marcha al palacio presidencial de Miraflores, a la espera de resultados del diálogo auspiciado por el Vaticano.
El Parlamento, de mayoría opositora, decidió este martes diferir la sesión en la que iba a acusar al presidente de «abandono del cargo» por incumplir sus deberes y propiciar la «ruptura del orden constitucional» con la suspensión de un proceso de referendo revocatorio en su contra.
«Todos pagamos un costo político por sentarnos en la mesa de diálogo y así tenemos que asumirlo», dijo desde la tribuna el jefe de la Asamblea Nacional, Henry Ramos, al explicar que esa decisión se enmarca en la búsqueda de una salida a la crisis.
Ramos Allup también anunció que, por pedido del Vaticano, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) canceló la marcha a Miraflores prevista para el jueves. «Creemos que es sensato acatar» para evitar «confrontación» y contaminar el diálogo, manifestó.
«Celebro, como resultado de la instalación de la mesa de diálogo, que la oposición haya tomado decisiones sensatas», reaccionó Maduro la noche del martes.
Las concesiones de la MUD ocurren un día después de que fueron excarcelados cinco opositores tras comenzar el diálogo el pasado domingo. La oposición dio plazo al gobierno para nuevos gestos hasta la próxima reunión el 11 de noviembre.
Ramos aseguró que se gestiona la liberación de más presos, salvo la de Leopoldo López porque no quiere «medidas sustitutivas», sino «libertad plena».
El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, en arresto domiciliario, dijo en Twitter que el referendo, la protesta y el «juicio» a Maduro «valen más» que su libertad.
La MUD se dividió ante el diálogo: 16 de sus partidos estimaron que hay condiciones para conversar, entre éstos el fundado por López, Voluntad Popular, que no obstante aceptó la suspensión del juicio y la marcha.
Maduro lo llamó un «grupo terrorista».
– Voto de confianza al Vaticano –
El jefe de la bancada opositora, Julio Borges, señaló en el hemiciclo que uno de los principales resultados que esperan del diálogo es el adelanto de las elecciones presidenciales.
Según Borges, la oposición exige además la liberación de «todos los presos políticos», que el Parlamento recupere «a plenitud» su poder y la sustitución de las autoridades electorales, a las que la MUD acusa de servir al gobierno.
Además, la MUD propuso también al Vaticano que «de manera urgente se establezcan las medidas» para solucionar el desabastecimiento de alimentos y medicinas.
«Estamos dándole el voto de confianza al Vaticano, nosotros no creemos en el gobierno. Todo nuestro esfuerzo se hace en función de que nuestro pueblo pueda votar», manifestó Borges, al presentar la propuesta de aplazamiento del juicio.
Aunque los opositores lo han calificado de «juicio político», esa figura no existe en la Constitución, por lo que no se le puede hacer a Maduro un impeachment como ocurrió en agosto contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
«No es suficiente con diferir este punto que reconocemos como una decisión valiente. Deben renunciar a cualquier vía inconstitucional para resolver la crisis», manifestó el jefe de la bancada oficialista, Héctor Rodríguez.
El Tribunal Supremo de Justicia, acusado por la oposición de estar controlado por el gobierno, declaró al parlamento en desacato y considera nulas sus decisiones.
En ese contexto, la iniciativa legislativa en contra de Maduro tenía un valor «simbólico», según el analista Luis Vicente León.
– «La hora de la salsa» –
Maduro estaba citado al Parlamento para enfrentar las acusaciones, pero en lugar de ir estrenó, sonriente, cantando y hasta bailando, su programa musical «La hora de la salsa» en una radioemisora oficial.
«Hoy arranca la Navidad en Venezuela», celebró el mandatario socialista, quien ya había adelantado que no se prestaría «para ningún tipo de falsos juicios» y metería presos a quienes le abrieron un proceso ilegal.
Maduro encara una impopularidad del 76,4% y un 67,8% de los venezolanos apoya revocar su mandato, según Venebarómetro, en medio de una economía devastada, con una fuerte escasez y una inflación que el FMI calcula en 475% para 2016.
Analistas dudan que el diálogo prospere porque está en juego la continuidad del chavismo, en el poder desde 1999, y creen que el gobierno busca ganar tiempo, bajar la presión de calle y la crítica internacional. «Busca alternativas para no morir en la orilla», afirmó el académico Benigno Alarcón.
En medio de desconfianzas en el diálogo, el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, Thomas Shannon, se reunió en Caracas con Maduro y luego con los opositores para expresarles apoyo al proceso.
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